Gangsters maricas

«Ah, ¿pero existen los gangsters maricas?» Es la pregunta habitual que despierta en muchos esta inesperada conjunción entre lo rudo y lo divino. En esta web llevamos años ocupándonos de las diferentes declinaciones de eso que llamamos masculinidad —así, en términos canónicos, tal y como ha sido construida por el patriarcado—, y poco a poco hemos ido descubriendo cómo tal concepto ha pasado de lo monolítico y unidimensional, a lo complejo y lo variado, con amplio lugar para la sorpresa. 

Desde que a finales de la década de los noventa del pasado siglo, la comunidad LGTBI se apropiara de lo masculino como hecho estético y performativo (hola, Judith Butler) los acontecimientos no han dejado de sucederse para poner el tema del género un poco patas arriba, al menos, respecto a tal y como lo habíamos conocido. El advenimiento reciente de la era queer ha hecho el resto, alumbrando una actitud, una mirada también, que se proyecta tanto hacia el futuro como hacia el pasado, y aquí es donde tropezamos con la deconstrucción de esa vieja y canónica noción de masculinidad y nos disponemos a abrir entre todos la caja de las sorpresas, empezando por realizar nuevas lecturas de la compleja esfera de la cultura pop. 

Juan Dos Ramos, viejo conocido de esta web a través su alias Dr. Insermini, experto en cine y en masculinidades fuera de norma, acaba de publicar Gangsters maricas, un fastuoso fanzine en tres volúmenes editado en espectacular formato de tabloide e ilustrado con primor por el dibujante Álex Tarazón. A lo largo de sus páginas, su autor le pega un buen repaso a un género tan codificado como el cine negro para extraer petróleo queer de una amplísima variedad de títulos. Selección que no se limita a los clásicos conocidos por todos sino que bucea, rastrea y encuentra oro negro también en las oscuras aguas de la serie B y otras manifestaciones subterráneas. 

Bogart rodeado de maricas, Jimmy Cagney sublimando su amor por su compañero de fechorías, Gilda asumiendo el papel de bisagra imposible entre dos hombres -gangster y secuaz predilecto-, muchas son las historias y los personajes que van desfilando por este Gangsters maricas y muchas son las pistas que hay arrojadas entre sus imágenes para el buen entendedor. Deleitar ilustrando sería, en pocas palabras, uno de los propósitos de este gozoso viaje, pero si hay algo que se impone a esa condición de juego es otra veleidad aún más ambiciosa que se desprende de sus páginas, a saber, la de entrenar tu ojo para saber leer entre líneas, para atrapar al pez dorado marica que navega entre imágenes y diálogos hardboiled. En otras palabras, lo que hace esta publicación a la postre, más que navegar en un océano negro -noir-, es desenmascarar las aguas grises de la ambigüedad sexual, y demostrar con gran profusión de datos y relato de suculentas anécdotas que esa virilidad patentada por los tipos duros del noir admitía más resquicios de los deseables para la mirada masculina oficial (la sempiterna male gaze).

Aunque a lo largo de los últimos años se han ido publicando artículos sobre el tema por parte de reputados estudiosos como Richard Dyer, siempre se ha hecho desde un ámbito académico, limitado y alejado de cualquier propósito divulgativo.

En ese sentido, no existe —que yo sepa— una publicación comparable a este Gangsters maricas, exhaustiva (empieza con El halcón maltés y termina con Los Soprano, pasando por el cine de Tarantino o David Lynch), documentada, amena, rigurosa y poco amiga de la afirmación gratuita o traída por los pelos. Una publicación que gustará tanto a aquellos interesados en el cine en general, como en lo marica en particular y que no exige un conocimiento previo del tema ni de las películas comentadas.

Para nada. Ante todo, hay que pensar en este Gangsters maricas como en un gran contenedor de historias, ambiguas, retorcidas, violentas, siempre fascinantes sobre lugares inexplorados de la masculinidad, un auténtico festín para los ojos, la mente y los sentidos. Una radiografía de una modalidad masculina performativa —como pueda serlo la comunidad bear— de la que ya era hora que alguien se ocupase. Para una web como esta, me parece un regalo que se recuperen figuras como los gangsters interpretados por actores proto-bears como el gran Raymond Burr, Sydney Greenstreet o la mismísima Divine (¡no es broma!). Un recorrido apasionante que, tras casi diez años de gestación, ha llegado a las calles al jubiloso grito de un paperboy.

¡Extra! ¡Extra! ¡No te quedes sin tu ejemplar de Gangsters maricas!

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