Quiero un hombre barato enganchado a los placeres caros. Un amante complaciente dispuesto a ser usado, un tipo del montón que no me venga con segundas, una espalda amplia y unas nalgas con hoyuelos. No exijo demasiado, están por todas partes, ¿es que no lo sabes? Quiero un amante natural y agradecido, con camisa almidonada y pantalón de pinzas. Te daré lo que me pides. Date la vuelta y mira más abajo, busca la moneda que cayó al suelo, no me digas que es de cobre. Quiero un tipo duro que me muestre el ojete a modo de saludo, incapaz de hacer pucheros cuando lea en mi mirada. Levanta tus piernas y déjalo a la vista, lameré tus pies y escupiré sobre tu vientre. Antes de terminar te explicaré de dónde vienes y te haré saber lo que me inspiras. No usaré ni una palabra. Busco un hombre sin principios, con su torso de tonel y los andares del que ya no tiene prisa. Te esperaré aquí sentado. ¿Acudiste a mi llamada? Alguien me dijo que eres un hombre barato.
Mes: septiembre 2018
Burt Reynolds como estado mental
Burt Reynolds nos ha dejado y desde Palabra de Oso queremos rendirle nuestro pequeño homenaje. Bob Flesh sintetiza en cinco puntos básicos por qué siempre amaremos a Burt.
1. Porque era un seductor nato, consciente de su belleza pero con una gran capacidad para reírse de sí mismo. No le importó compartir una escena de ducha con Mel Brooks y Dom DeLuise en “Silent Movie” (1976) ni aparecer desnudo a doble página en el mítico número de Cosmopolitan. Bueno, de esto último sí se arrepintió, pero nosotros no nos lo acabamos de creer.
2. Porque durante los años setenta se convirtió en la quintaesencia del macho made in USA, una fantasía en jeans ajustados y de pelo en pecho que se coló en los sueños húmedos de muchas y de muchos. Su bigote característico y su maneras de macho man se convertirán en un referente de primer orden para la subcultura bear.
3. Porque su carrera ejemplifica la típica trayectoria molona en el contexto de Hollywood, vasta, inabarcable, irregular, llena de éxitos y de tropiezos. Televisión, serie B, comedias de éxito, action packed films, estatus de superestrella, decadencia y final. Nos encanta su vis cómica y su complicidad con chub actors como Dom DeLuise. También nos encanta su gusto por las comedias tontas, desde Los caraduras (1977) hasta Los locos de Cannonball (1981) pasando por La casa más divertida de Texas (1982) o Interferencias (1987).
4. Porque nos gusta mucho “Deliverance” (1972), una cruda radiografía de la masculinidad que marcó nuestra adolescencia de un modo definitivo. Si no la has visto todavía, ya tardas.
5. Porque de no haber existido habríamos tenido que inventarlo. Burt es más que un actor, que un sexy-symbol o una star. Burt Reynolds es (y siempre será) un estado mental. Hasta la vista, compañero.