Fuente: 3dilf.tumblr.com
Mes: agosto 2020
Facultad del Folleteo
Me licencié en la Facultad del Folleteo sin grandes aspavientos, lo tomé tal como venía, mi polla improvisaba, sabía comportarse, tú siempre obedecías (aunque ahora que lo pienso, era yo el que acudía). Hubo semanas de oro —de las del pleno al quince— y algún polvo olvidable, no malgastaré energías en maldecir a nadie. Me licencié con excelencia aunque siempre se puede llegar más lejos, me decía alguien. Cum Laude, Cum Load, Big Load, mucha cum y cómo conseguirla. Lo de ‘dame tu leche’ ya era un estribillo a estas alturas, música de ascensor o la casilla de salida. Yo me doy por satisfecho, las camas eran blandas y los culos, entrenados, se adaptaban a mi idioma. Más te vale tener reflejos, el mal aliento te expulsará de más de un lecho y harás bien en salir corriendo, también aprendí eso. Follar o no follar, tanto da la cosa, si no había risas me abstenía. A ti te encantaba, cómo lo gozabas, siempre suplicando, mendigando bola extra, cómo te pasabas. Aquí tienes la piscina, precipítate si te apetece, la medida es desmedida, pura maravilla —pero también— posible pesadilla, es preciso que lo sepas. La conclusión viene sola, quema el boletín de notas y no esperes demasiado, todo lo demás viene regalado.
El bigote de Wilford Brimley
Se confirma que el 2020 está siendo un año funesto para algunos de los referentes fundamentales de Palabra de oso. Tras las recientes bajas de Allen Garfield o Brian Dennehy, el pasado sábado 1 de agosto nos dejó el actor Wilford Brimley a los 85 años de edad. Para la comunidad osa Wilford era todo un Bear Icon por encarnar esa masculinidad protobear que alimentará su estética desde sus primeros años. Nacido en el estado de Utah, Wilford parecía un vaquero rudo de pocas palabras esculpido por los sólidos principios tradicionales del pueblo americano, no en vano apoyó la causa repúblicana en alguna ocasión. Con todo, creo que se lo podemos perdonar porque resultaba más achuchable que extremista.

El síndrome de China, 1979
Antiguo marine, educado como mormón, rodeo man, herrador de caballos, guardaespaldas de Howard Hughes, padre de una numerosa prole, cantante country ocasional, diabético y embajador de dicha enfermedad en los USA, Wilford poseía un hermoso y viril bigote que funcionaba a la manera de ‘trademark’ para el respetable público. Su trayectoria como actor de carácter representa la quintaesencia del actor secundario visto aquí y allá en numerosos hitos de la cultura popular, desde la serie de TV ‘Los Waltons’ a éxitos como Cocoon (donde coincidió con el gran Brian Dennehy), The Firm o In&Out, comedia gay emblemática en la que su personaje llevaba a cabo un outing público muy recordado por sus seguidores. Su vocación fue tardía y fruto del azar. En el año 1977, cuando ya había tenido alguna experiencia (tirando a frustrante) en TV en la serie “Los Waltons” viajó a Los Angeles para transportar caballos y visitar a unos amigos, momento en el que los productores de El síndrome de China, en plena fase de elaboración del elenco, lo reclamarán para una audición. El éxito de la película (nominada a varios Oscar y ganadora de la Palma de Oro en Cannes) le aupará a una nueva condición de secundario con pedigrí que le permitirá trabajar en numerosas películas de prestigio y en muchas producciones comerciales de serie B.
A menudo, Wilford interpretaba papeles de sheriff de pueblo dándole la réplica a actores machotes como Clint Eastwood, Charles Bronson, Robert Duvall (con quien le unía una gran amistad) e incluso Van Damme. Su rostro también era habitual en platós televisivos y su popularidad le convirtió en pasto de memes a costa de su intensísima labor de prevención de la diabetes o de su ruda condición de vaquero más auténtico que los Fritos Barbacoa.
A mí esa masculinidad country western me pone bruto y cerdo a rabiar y quiero recordarlo como el icono y estupendo actor que fue. Lo he dicho muchas veces, I fucking adore a los actores secundarios con carácter, carreras azarosas, irregulares y prolíficas. Hoy le decimos adiós pero como todo icono está destinado a ser recordado a través de su legado, que vivirá para siempre, adiós Wilford, gracias por todo. Como nota final, no os perdáis este video extraído de un magazine norteamericano en el que rememora algunas anécdotas de su carrera e interpreta el clásico country Won’t You Ride in My Little Red Wagon.