Heteros como Gavin

Vivimos días revueltos en los que el odio por el otro, por el diferente, sigue ganando enteros. La herencia patriarcal y su homofobia siguen enquistadas en la estructura mental de muchos gilipollas y los logros conquistados con tanto esfuerzo parecen muy poca cosa cuando surgen debates mediáticos como el que ha provocado el asesinato de Samuel Luiz. Esto nos recuerda dolorosamente algo que por momentos –en ese cómodo entorno afín que nos hemos construido– olvidamos, que la norma mental mayoritaria sigue siendo rabiosamente antigua y heteropatriarcal. Quizá por eso desde los colectivos LGTBi se está lanzando un SOS y una llamada a la acción solidaria hacia la población heterosexual. Algo que tiene mucho sentido cuando descubrimos que los medios, los periodistas, los ciudadanos y las fuerzas vivas heterosexuales de la sociedad son absolutamente incapaces de ponerse en la piel del otro y siguen alimentándose de rancios topicazos más propios de épocas oscuras que de la modernidad que se le presupone a los tiempos actuales.

Todo esto me hace soñar con una mayoría de población heterosexual cortada a la medida de Gavin Queen, heterosexual, orgulloso papá, comprometido con movimientos como el de #BodyPositivity y muy especialmente con la causa LGTBi. Queremos nuevas masculinidades libres del oxido machista, abiertas a la diferencia y capaces de empatizar con los demás. Queremos más Gavin Queen y menos gilipollas fascistas, valga la redundancia. Abajo el odio, viva el amor.

Gavin Queen Instagram

10 razones por las que los osos millennials lo pasarán mejor que tú

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Es típico de los tiempos que corren —con las inercias que impone la dictadura de la actualidad y el imparable aluvión de novedades de todo tipo— olvidarse de echar la vista atrás y hacer un ejercicio comparativo entre el momento presente y épocas pasadas.

Por lo que se refiere a la comunidad Bear parece que podemos referirnos ya a dos momentos históricos bien diferenciados que marcan un claro antes y después para todos aquellos que podemos considerarnos osos veteranos o de vieja escuela, es decir, todos aquellos que crecimos y empezamos a vivir antes de la consolidación de eso que ahora ya todo el mundo conoce como la subcultura Bear. A nadie se le escapa que ese ‘antes y después’ viene dado por la impronta de internet y su capacidad de difusión y visibilización de nuevas sensibilidades e intereses.

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Como miembro de esa vieja escuela pero al mismo tiempo participante de esta normalidad bear en la que ya por fin todos podemos desenvolvernos, hoy me he levantado con ganas de sacudirme esa amnesia que coloniza nuestras mentes y en ocasiones nos impide tomar perspectiva. Lo diré de otro modo, hoy me he despertado pensando en el oso millennial, en ese joven sin un pasado hostil que rememorar y que cuando ha venido al mundo se ha encontrado con un contexto a medida en el que desarrollarse, como si tal cosa fuese lo más natural del mundo. Y que conste que lo que me propongo hacer se trata de un ejercicio puramente objetivo sin ningún ánimo de cuestionar. Siempre he aborrecido los discursos de nuestros mayores cuando se empeñan en aquello de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’.

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Porque a nadie se le escapa que el punto de vista de ese oso millennial es diferente al de sus antecesores. Quizá por eso me ha apetecido sintetizar en diez puntos escuetos aquellos hechos básicos y fundamentales que los proyectan hacia un horizonte de realización personal y sexual con el que pocos habíamos soñado a primeros de la década de los noventa (por no decir antes) y que entre todos hemos ido construyendo. Aquí vienen esas diez razones elementales que hacen del oso millennial una figura moderna que, como tal, tendrá que afrontar retos futuros que aún están por definirse.

  1. Ha nacido en un momento en el que la comunidad bear ya está constituida.
  2. Ha nacido en un momento en el que el porno resulta accesible, variado y ¡gratuito!, con posibilidad de ajustarse a la categoría deseada. Son buenos tiempos para el refinamiento, las parafilias y las estrellas del porno amateur.
  3. Ha nacido en un momento en el que ya existe un nuevo canon estético —al margen del canon estético universal— en el que encajar.
  4. Ha nacido en una era en la que ya existen bares, discotecas, fiestas, jornadas, conferencias, festivales y kdadas sobre rollo oso.
  5. Ha nacido en la era de las apps de folleteo, cuando existen categorías específicas con las que etiquetarse, ya sea oso, cub, chub, muscle o chaser. Nunca antes había sido tan fácil follar.
  6. Ha crecido en la era Instagram y en la era del selfie, cuando el narcisismo se democratiza de manera definitiva y todos podemos disfrutar de él. Todos disponemos de nuestro nicho en el mercado y de nuestra propia cuota de admiradores. Una vez más Warhol tenía razón, en el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos. Quizá más.
  7. Ha crecido en un momento en el que existe una cultura popular propia: películas, webseries, porno, música, fiestas, publicaciones, manifiestos, iconos, libros de cocina, estudios académicos, novelas de osos, camisetas, merchandising, redes sociales, etc…
  8. Ha crecido en una época en el que la representación de la masculinidad —más que nunca— está sometida a debate.
  9. Ha crecido en una época en la que ya no se habla de la segunda salida del armario. El mundo oso ha llegado por fin al ‘mainstream’. Ya no tienes que explicarles a tus amigos qué es un oso y justificar tu elección. Todo el mundo sabe de qué hablas.
  10. En definitiva, han crecido en un medio ambiente que les proporciona un espejo en el que mirarse, cosa que los aleja de generaciones anteriores y les permite sacudirse gran parte de las inseguridades del pasado. Si antes te gustaban los tíos grandes y peludos eras un freak, hoy molas bastante. Felizmente, hoy ya somos todos un poco osos millennials. A quien no le guste, que se aguante 🙂

Entrevistas Palabra de Oso: José Manuel Hortelano-Pi

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José Manuel Hortelano-Pi  [Foto: Jesús Ugalde]

Llevo tiempo fascinado con la obra de José Manuel Hortelano-Pi (Murcia, 1979), ilustrador y retratista afincado en Madrid, persona de trato sencillo y directo, virtuoso del dibujo, maestro del color, investigador incansable de la representación de la masculinidad, amante del arte y de la buena música, inquieto, variado y dispar, su obra aumenta día a día arrojando un generoso saldo de creatividad en el que siempre me sumerjo con gozo. Admirador de los clásicos y de contemporáneos como Hockney, Peter Doig, Glenn Brown, Nazario o Rodrigo, la amplitud de su trabajo nos habla de una persona permanentemente inquieta, exploradora del concepto de “intimidad”, que encuentra inspiración en lugares o motivos cotidianos excluidos de las crónicas oficiales.

En el año 2009 publicó la primera entrega de Onán, un fanzine consagrado a una más que necesaria revisión de la masculinidad a través de su inconfundible estilo. Ahora, ocho años después, ha puesto en marcha una continuación de aquella indispensable publicación a través de nuevos números de Onán. La noticia es tan excitante que Bob Flesh ha querido charlar con él y compartir este momento con vosotros. Y recordad, si queréis ser retratados por su arte no dudéis en visitar su Instagram (@onan.fanzine), allí encontraréis todas las instrucciones.

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Cuéntame, ¿qué fue lo que te animó a retomar Onán?

Varias cosas. Primero el auge del fanzine y de la autoedición. Cuando saqué el primer número de Onán había cosas pero no la explosión que hay ahora en todo el mundo. Me apetece formar parte de todo eso.

Un día me acordé de que la idea original de Onán era hacer una publicación tipo BUTT o Kink pero solo de ilustración, con dibujos míos y de algún colaborador en cada número. Al final, al resucitar Onán, he querido que sea totalmente inclusivo y que no pertenezca a ninguna categoría de género o de orientación sexual (aunque este primer número arrastra mucho su pasado de ilustración enteramente masculina, prácticamente gay).

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Onán, 2017

¿Qué periodicidad tendrá el fanzine? ¿Para cuándo el primer número de esta nueva etapa y cómo se podrá conseguir?

Mi idea es sacar dos o  tres al año. El primer número estará listo en diciembre y se podrá conseguir en las presentaciones que haga en Madrid y Barcelona, alguna tienda especializada y sobre todo por internet.

Dime una cosa, ahora que vivimos en la edad dorada del selfie y del narcisismo instagramer, ¿no puede resultar apabullante la cantidad de gente que te escribe para ser retratada? ¡Yo también quiero mi retrato! ¿No se te acumula la faena?

En los primeros meses de la convocatoria apenas recibí fotos, pero ahora que están empezando a salir los dibujos la gente se está animando. Aún así, apenas tengo cubierto el cupo para el primer número y, como decía antes, apenas tengo chicas para dibujar. Así que de momento no he tenido que hacer ni selección, para este primer número voy a dibujar todas las fotos que he recibido hasta ahora. Como pido fotos que no estén publicadas o que no vayan a ser publicadas en redes sociales supongo que la gente se corta más al mandarlas; a pesar de esta explotación de unos mismos que hay en las redes yo pido a la gente que de un paso más y que me mande esas fotos que no enseñaría a todo el mundo. Me interesa mucho conocer cuál es la idea de intimidad que tiene cada persona, algunos consideran un primer plano de su cara como algo muy íntimo y otros un desnudo frontal total.

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Onán, 2017

Siguiendo con la era del Yo, como retratista a la búsqueda de modelos, ¿dirías que a la gente le cuesta menos desnudarse en estos tiempos? ¿Nos estamos volviendo menos mojigatos, más exhibicionistas?

Vivimos en la época del post-narcisismo, gente totalmente ensimismada en su imagen y en la constante necesidad de ser halagada por desconocidos. Además, con internet, cada persona es capaz de encontrar su público más fácilmente y hoy en día puedes llevar una vida satisfactoriamente narcisista sin mucho problema. Pero sin embargo en otros aspectos de la vida la sociedad se está volviendo más mojigata, antes era más fácil encontrar contenidos sexuales en muchos más ámbitos de la vida pero últimamente se está volviendo un tema tabú. Supongo que es otra de las consecuencias de la polarización de la sociedad que estamos viviendo en estos últimos años.

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Onán, 2017

A menudo el común de los mortales tiene un gusto bizarro y un nulo sentido estético, ¿qué haces cuando te mandan alguna foto que no hay por donde cogerla?

Una de las cosas que más me gusta de hacer Onán es precisamente eso, sacar el máximo partido a la foto que me mandan, sea como sea. Tengo máximo respeto por esas fotos y por la gente que me las confía, así que para mí cada dibujo de este fanzine es algo muy especial, una conversación privada con una persona que acabo de conocer.

A parte de esto (o quizás precisamente por esto) creo que el nivel de las fotos que me han mandado es bastante alto y en la mayoría de casos me sorprendo por la calidad de las que he recibido.

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Onán, 2017

Como retratista, ¿se puede decir que prefieres trabajar con imágenes que con modelos?

Siempre he trabajado con imágenes, pocas veces alguien ha posado para mí. En el primer Onán, Rodrigo, el autor de una de las obras que más me han influido, “Manuel no está solo”, escribe una carta sobre la pulsión que se siente a la hora de tener un modelo delante, de cómo esa sustancia cárnica mutable se va plasmando en algo tan estático como un dibujo. Creo que me habría gustado experimentar más esas sensaciones, pero mi carácter y el carácter de mi obra siempre viene de la intimidad de mi estudio y de mi propia personalidad.

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Onán, 2017

El primer Onán, publicado en 2009, lo planteabas como una indagación en el concepto de la masculinidad, en esta nueva etapa te abres a la diversidad (mujeres, hombres, trans, intersexuales, asexuales), ¿qué ha pasado entre medias? ¿Qué te ha empujado a abrir el abanico?

Yo he cambiado radicalmente tanto por fuera como por dentro desde el primer Onán. Nunca me han gustado los ghettos ni las categorías y menos ahora. El primer Onán quería que fuera una publicación queer sobre el retrato masculino, porque lo veía necesario en ese momento y porque era lo que más me apetecía. Ahora lo que me apetece es dar otro paso y romper más clasificaciones tanto de género como de orientación sexual; me apetece ser más inclusivo y crear una publicación de ilustración erótica de carácter íntima, sin más.

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Onán, 2017

¿Qué pasa con los osos? En tu opinión, ¿de qué modo se ha relacionado la subcultura bear con el replanteamiento de la masculinidad tradicional difundida por el mainstream?

Lo bear ha ayudado a que gran parte de hombres homosexuales que no encontraban representación en los cánones de belleza tradicionales encontraran su sitio. Hoy en día se puede ver por la calle a muchos chicos con estética bear que no son homosexuales, actores gordos y maduros considerados sexys y deseables en series y películas. Antes Alfredo Landa era un chiste, hoy en día puede ser considerado como un icono sexual (por ejemplo).

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Boceto para Onán, 2017

Hay una película de Sean Connery, La casa Rusia (1990), en la que interpreta a un espía veterano en el contexto de la guerra fría. Durante un interrogatorio le preguntan si ha tenido experiencias homosexuales. Su respuesta es escueta: cuando era joven me hacía pajas. Esta idea de que hacerse pajas es cosa de adolescentes es muy machirula y muy hipócrita, ¿no crees? En tu opinión, ¿sigue teniendo el onanismo un componente tabú?

Yo siempre he sido muy onanista y muy pornógrafo. He hablado abiertamente con chicos y chicas del tema, he ido a comprar juguetes sexuales y he intercambiado vídeos y fotos porno con mucha y muy diversa gente, así que no sé si soy un caso excepcional o que las cosas han cambiado mucho desde los años 90. Lo audiovisual está actualmente muy volcado al autoerotismo y al onanismo, es muy fácil encontrar material en todos sitios, hay páginas con cientos de cámaras con gente masturbándose en directo donde puedes entrar y masturbarte con ellos, es más, todo está clasificado según tus gustos y es muy fácil encontrar el tipo de pornografía que te gusta en muy poco tiempo. Ha habido intentos de enseñar en las escuelas lo que es la masturbación y sus beneficios, y aunque por ahora han sido fallidos, creo que falta muy poco para la normalización de esta práctica.

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Onán, 2017

Cuando publicaste el primer Onán comentabas que aún no habías alcanzado tu estilo. Teniendo en cuenta la evolución que se observa entre las ilustraciones de aquel primer fanzine y tus nuevos trabajos (mayor gusto por el detalle y por el tratamiento de la luz y del color, virtuosismo próximo a lo fotorrealista), ¿dirías que lo has encontrado ya o crees que es una quimera, algo así como un work in progress constante? ¿O acaso has pasado ya “al otro lado”, por usar una expresión tuya?

Siempre he pensado que no tenía estilo y sigo pensando que no lo tengo, pero todo el mundo dice que mis dibujos son muy fáciles de reconocer y que hace tiempo que lo he encontrado. Supongo que es como tú dices, un eterno work in progress y pensar que no tengo estilo es lo que, espero, no termine por encasillarme.

Termina la frase: cuando empecé a dibujar pensaba que la técnica…

No era importante. Gran error. Me arrepiento mucho de no haber estudiado un poco más en aquellos años y tener una base más sólida para enfrentarme a los proyectos que me van saliendo.

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Apuntes, Roma, 2015

La tradición del desnudo masculino en el arte nos enseña que muchos de los pintores cuyo trabajo ha perdurado hasta nuestros días eran homosexuales. ¿Estoy hablando a tontas y a locas? ¿O percibo homoerotismo donde no lo hay?

No sé realmente cual es el porcentaje de homosexuales conocidos en la historia del arte, pero lo que sí tengo claro es que tenían un conocimiento profundo del cuerpo masculino, algo que en la actualidad puede estar mal visto. Yo también percibo siempre mucho homoerotismo en los museos, hay veces que he ido a El Prado y todo me provocaba esa sensación. He tenido experiencias parecidas en otros museos en otras ciudades y siempre pienso en lo que dices. Creo que depende del día y de la actitud con la que vayas a ver el arte, una misma exposición puede suponer experiencias muy distintas para una persona u otra.

Por lo que se refiere al arte contemporáneo, ¿crees que fenómenos como la apropiación están aquí para quedarse? Cómo artista, ¿qué te impulsa a apropiarte de una imagen determinada?

El apropiacionismo siempre ha estado ahí, lo que pasa es que ahora se le ha dado nombre. En otros periodos del arte la copia era necesaria e incluso obligatoria para que algo alcanzase la categoría de gran arte, ahora con la era digital todo se ha desmadrado, todo ha alcanzado otra dimensión. En mi caso te puedo decir que desde que empecé a dibujar usé imágenes de otra gente para crear las mías, nunca de forma (creo) demasiado evidente pero no creaba mis ilustraciones a partir de la nada. Se da el caso que mis ilustraciones más exitosas son aquellas en las que yo he sido el que ha creado todo el proceso, desde la elección de modelos, la sesión de fotos y la posterior postproducción de éstas, pero eso funciona en mi caso. Hace poco vi cómo trabajaba Marlene Dumas, una de mis pintoras contemporáneas favoritas. Tiene un archivo con miles de imágenes de revistas de donde saca la idea de sus obras, pero crea algo totalmente nuevo a partir de éstas.

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David y Roger, acuarela, 2015

No tengo ningún talento para el dibujo, lo cual me lleva a admirar el virtuosismo de tus obras y tu gusto por el color. Pero por encima de todo esto está la importancia del gesto y la mirada del artista. ¿Cómo atrapar ese elemento personal e intransferible que vuelve reconocible un rostro? Me niego a creer que se trata tan sólo de técnica. Como retratista, ¿tienes algo de médium? Sabemos que siempre te ha interesado el ocultismo, ¿podemos hablar de magia?

Hay miles de tratados de dibujo sobre fisionomía y fisiognomía (recomiendo el de Charles Le Brun, “Fisiognomía de las Pasiones”) donde te enseñan a capturar el “alma” de las personas. Yo empecé a dibujar sin conocer nada de esto y te puedo decir que lo primero que aprendí a dibujar bien son los ojos, es lo más importante de un retrato. Un pequeño brillo en la mirada, una línea más arriba o más abajo en el párpado puede ser determinante.

Luego está el tema del ocultismo, la magia y las proporciones divinas de las facciones humanas. De vez en cuando me interesa leer sobre estos temas. Una de mis exposiciones surgió de leer un ensayo que relacionaba las dimensiones del cuerpo humano con las del primer templo de Salomón.

Pienso que hay que creer que existe la “magia”, si no todo es más aburrido, y qué mejor que pensar que la magia emana de tu propio cuerpo y de tus proporciones.

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Autorretrato, 2014

He leído que periódicamente te haces un autorretrato, una costumbre que te ayuda a observar la evolución de tu persona a lo largo del tiempo. Me fascina esta idea. ¿Qué te dicen tus autorretratos? ¿Se puede compartir o me lo dices por privado?

El autorretrato como formato para atrapar el paso del tiempo me parece una herramienta fundamental para conocerse a uno mismo, todo el mundo debería hacerlo aunque no dibujen asiduamente. El caso de Rembrandt lo conocí hace pocos años pero ilustra perfectamente esta idea. Mis autorretratos hablan mucho, pero creo que solo yo los puedo oír 😉

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Autorretrato, 2017

Siempre te has mostrado muy a favor de las tecnologías, te cito: “el objetivo final de mi obra llega cuando la escaneo y la tengo guardada. El dibujo en sí, la pieza de papel, no me interesa. He regalado un montón de dibujos porque lo único que quiero es tener el jpg o el tiff para reproducirlo lo más posible”. Al respecto tengo una pregunta, ¿de verdad no te inquieta la naturaleza virtual y evanescente del entorno tecnológico?

Al revés, es la obra única lo que me inquieta y me produce ansiedad, pensar que si esa obra se destruye y no ha sido reproducida digitalmente se puede perder para siempre.

Confío plenamente en la era digital e internet me da la seguridad de que esos dibujos que cuelgo en las redes pueden estar guardados en cualquier sitio de cualquier parte del planeta.

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Sorte, acuarela, 2016

Hablemos de los cánones. Tengo un problema con ellos. Entiendo que son necesarios en tanto suponen una manera de expresar un gusto determinado, pero al mismo tiempo —sobre todo si alcanzan un estatus oficial— se vuelven excluyentes. ¿Cuál es tu opinión al respecto? Por lo que se refiere al mundo oso parece que la cosa empezó como una desmitificación del gusto estético mainstream pero de manera inevitable está desembocando en una nueva era de divismo bear por no decir de star-system. ¿Existe ya un oso de manual? ¿Qué pasa con todos aquellos que no son contemplados por el canon?

Creo que hay que diferenciar entre los cánones de belleza, armonía y proporción y las tendencias estéticas y sexuales dependiendo de la época y el sector de la sociedad a las que están dirigidos. Una persona puede ser inherentemente bella pero resultarte carente de toda sexualidad. El oso de manual existe, porque existen los cánones dentro del mundo bear como existen en otros colectivos, y esto genera irremediablemente personas que reúnen todas las condiciones para ser los máximos exponentes de ellos, así que creo que es inevitable que surjan estas figuras de divas bear.

Para mí los cánones siempre han sido un problema a nivel personal. Cuando era joven era gordo y peludo y nadie a mi alrededor parecía estar interesado por mí a nivel sexual. Cuando empecé a encontrar mi sitio tampoco lo aproveché mucho, nunca me ha gustado salir por sitios donde lo único que une a la gente es su preferencia hacia una determinada estética con una implicación sexual, pero bueno, encontré gente y un ambiente donde poder desarrollarme sexualmente.

Hace unos años tuve una crisis de ansiedad y todo el pelo de mi cuerpo desapareció, por lo que me he vuelto a sentir invisible a nivel sexual y erótico.

Creo que he tenido una vida sexual plena de 5 años, de sentirme a gusto con mi cuerpo y de sentirme deseado, por lo que para mí los cánones siempre han sido algo frustrante y siempre me he sentido fuera de todos ellos, pero por eso me gusta tanto internet, es capaz de hacer que gente como yo encuentre siempre alguien a quien gustar.

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Sheriff & Cherry Sunglasses Campaign

Pongámonos filosóficos, dime una cosa mala de la juventud y una buena de la madurez. ¿Qué te ha enseñado la vida en estos últimos años?

Cuando era joven tenía ansiedad por el futuro y ahora que soy mayor tengo ansiedad por no haber disfrutado la juventud.

A juzgar por el volumen y la variedad de tu producción, tengo una pregunta, ¿eres hiperactivo? ¿Cómo es un día cualquiera en la vida de José Manuel Hortelano?

Qué va, de hecho soy bastante vago. Puedo estar varias semanas sin pintar o dibujar. Mi día a día suele ser bastante aburrido (si no tengo trabajo urgente que hacer): me levanto, me pongo delante del ordenador y a las 5 horas de estar mirando cosas en internet intento hacer algo productivo. Solo lo consigo una de cada cinco veces.

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Mural para Coordonné

Eres retratista, ilustrador, has hecho murales, portadas de discos, numerosas colaboraciones con revistas y marcas, fanzines, preciosas vajillas ilustradas, ¿qué te falta por hacer? ¿Te tienta la narración gráfica?

Me falta por hacer muchas cosas, y la novela gráfica es una de las que más me apetece. Empecé a dibujar gracias a dibujantes de cómics como Nazario o Rodrigo, por eso creo que le tengo demasiado respeto y nunca me he atrevido a dar el paso.

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De la serie Real Bussiness Men, 2016

Una de las cosas que más me gusta de tu obra es la variedad de motivos que abordas en tus dibujos. Por favor, cuéntame algo sobre tu proyecto Real bussiness men.

Todo empezó con el descubrimiento de un Tumblr de fotos de ejecutivos anónimos. Siempre me ha llamado la atención este tipo de imagen y de figura masculina, llena de poder y de mezquindad en grandes cantidades. Hombres cuyos rasgos pueden resultar desagradables pero que, enfundados en estos trajes, desprenden hasta erotismo.

Mi idea expositiva es juntar los 12 retratos que hice en una sala alrededor de una gran mesa de reuniones, crear un comité de empresa anónimo para reflexionar sobre la idea de poder a través del retrato clásico.

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De la expo La llave del cielo es el templo de nuestro cuerpo, 2014

Marc Kaplan, el protagonista de mis novelas de osos es un pintor de fama mundial. Una de sus series de cuadros más controvertidas se titula ‘Anos’. En ella retrata los ojetes de sus amantes en gran formato para reivindicar el culo como factor fundamental de nuestra cultura y para llamar la atención sobre ese paisaje misterioso que se esconde en lo más recóndito de nuestro ser. ¿Te parece muy descabellada esta idea? ¿No te parece que ya está bien de tanto falocentrismo?

No me parece nada descabellada, de hecho he visto algunos ejemplos de lo que me dices, pinturas hiperrealistas de anos masculinos de gran formato o fotografías de éstos en museos estatales. Uno de los finalistas del año pasado del premio Turner era una escultura gigante de un ano de papel maché. Creo que una de las consecuencias de esta era hipernarcisista es la vuelta al ano como máximo representante de este movimiento. Yo nunca he sido falocéntrico y siempre he reivindicado el ano como elemento lleno de matices y contrastes al que nunca se le ha prestado la atención necesaria, pero como te digo, creo que esto también está cambiando.

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Fran Head, Right – Left, 2012

Para terminar, ¿conocías mis novelas de osos? Tengo esa fantasía en la que Pi ilustra una de mis historias, aunque sea un humilde microrrelato, ¿crees que puede ocurrir en un futuro?

Las conocía pero no las he leído aún. Ilustrar es mi profesión y mi pasión, así que si me quieres proponer algo estaré encantado de colaborar contigo.

Me has alegrado el día. Tendrás noticias mías en breve. Y ya como nota final, sé que compartimos gustos musicales, dime un disco que te haya enganchado últimamente.

Mientras contestaba a esta entrevista no ha parado de sonar el ‘Yummycoma’ de Sean Nicholas Savage, uno de mis cantantes favoritos.

Instagram: @josemanuelhortelano // @onan.fanzine

Web: http://www.josemanuelhortelanopi.com

Descarga el primer Onán aquí

Hollywood, algo sobre un par de daddies y el bar de Jimmy Wah

23p107744028 En el minuto veinticuatro de la película Good Morning Vietnam tiene lugar un momento interesante por lo que se refiere a la verbalización expresa del amor homosexual hacia los daddies u hombres maduros. En primer lugar, sorprende encontrar un detalle como este en una producción de Hollywood destinada al gran público, y en segundo lugar, llama la atención el curioso acercamiento al tema dependiendo de si nos ocupamos de la versión original de la cinta o de su versión doblada al español.

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Como quizá sepáis, la película ofrece un retrato de la intervención norteamericana en la guerra de Vietnam a través del punto de vista de un irreverente locutor de radio (Robin Williams) destinado en la zona del conflicto. En la escena referida, Williams, acompañado de un soldado (Forest Whitaker), acude a un bar regentado por un notorio homosexual vietnamita llamado Jimmy Wah, personaje caracterizado por su interés en conseguir una fotografía de su gran icono sexual, el talludito actor secundario especializado en westerns, Walter Brennan. Esto es lo que se narra en la versión original de la película, obra del guionista Mitch Markowitz. He aquí unas capturas ilustrativas.

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Brennan nunca fue una gran estrella pero consiguió su momento de gloria (llegó a ganar tres oscar) como secundario a lo largo de las décadas que van de los treinta a los sesenta, especializándose en el rol de comparsa borrachín de rudos héroes como John Wayne, Humphrey Bogart o Gary Cooper. En el recomendable documental The Silver Screen: Color Me Lavender (1997), realizado en 1997 por el cineasta marica Mark Rappaport, se lleva a cabo una lectura queer de los personajes que invariablemente solía interpretar Brennan. En su película, Rappaport insiste en la espesa capa de homoerotismo que destila la camaradería del actor secundario en su interacción con la hipermasculinidad de John Wayne en los célebres westerns rodados a las órdenes de otro gran valuarte de la virilidad made in Hollywood, el realizador macho man, John Ford.

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Un vaquero llamado Walter Brennan.

Mirad, vamos a decirlo bien claro, todo esto es muy raro y nos aproxima a esa zona gris en la que la hipermasculinidad encarnada por el cine mainstream encuentra puntos en común con las masculinidades surgidas en el contexto de determinadas subculturas gays (del mundo leather al universo bear). De manera inesperada, Walter Brennan, actor heterosexual, padre de tres hijos, casado durante más de cincuenta años con su querida esposa Ruth Wells, vinculado a los géneros más machirulos del cine, acaba convertido en todo un sex symbol para refinados paladares queer. Retomemos ahora la misma escena de Good Morning Vietnam pero en su versión doblada. Atención a las capturas porque me he tomado la molestia de subtitularlas.

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Como veis, en la versión doblada al español se ha producido un curioso desplazamiento. En esta ocasión, Jimmy Wah ha cambiado a su adorado Walter Brennan por otro grande del cine clásico, el actor Edward G. Robinson.

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Con todo el cariño, para Jimmy Wah.

En mi humilde opinión, esta sustitución resulta de especial interés. En primer lugar, Robinson siempre ha sido un poco fetiche sexual para mí, especialmente en mis años de adolescencia. Sus interpretaciones en el imaginario hardboiled e hipermasculinizado del cine negro clásico lo sitúan a la altura de los más grandes, de James Cagney a Humphrey Bogart. Sin embargo, el físico de Edward G. Robinson nunca encajó del todo en los parámetros del héroe convencional. Era bajito y feo, con una cara de pan de facciones toscas y un cuerpo ancho y pesado como una caja fuerte. A menudo interpretaba al gángster o al hampón de turno, aunque en sus colaboraciones con Fritz Lang –de La mujer del cuadro (1944) a Perversidad (1945)– destacó por encarnar la quintaesencia del americano medio, un personaje cuya virilidad se verá puesta a prueba por la irrupción de las sinuosas curvas una mujer fatal.

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Edward G. Robinson en ‘Perversidad’, masculinidad en fuga.

Hipermasculinidad, camaradería entre vaqueros, gángsters, matones, parece ser que todo este mundo macho desplegado por el Hollywood dorado en una época en la que cualquier referencia a la homosexualidad estaba vetada fue incapaz después de todo de permanecer al margen de la ambigüedad sexual. Parece ser también que la zona gris de la que hablamos, aquella en la que la masculinidad hiperbólica y la dimensión filogay se dan la mano por obra y gracia del exceso surge especialmente en contextos de reafirmación de roles patriarcales y virilidades de una pieza. De este modo, tan significativa me parece la alusión a Walter Brennan en la versión original de Good Morning Vietnam, como su sustitución por Edward G. Robinson por parte del adaptador de la versión doblada, puesto que tanto el uno como el otro habitaron mundos rabiosamente heterosexuales ajenos a la celebración de la diferencia. Pero con todo, lo que más me fascina ahora mismo es el misterioso proceso que los ha unido a ambos a través del doblaje, en un acto menos anecdótico de lo que parece. Sin olvidar la importancia que reviste la aparición de Jimmy Wah como encarnación de la figura del admirer, no en vano se trata de una de las primeras manifestaciones expresas por parte de Hollywood de que, en efecto, existe un amor homosexual hacia los hombres maduros, algo obvio para todos nosotros pero no para el mainstream heteronormativo.

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