Un año sin Bob

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Hoy 29 de abril se cumple un año de la muerte de Bob, porque para mí, Bob Hoskins era simplemente Bob. Si se estrenaba una nueva peli de Bob, yo iba a verla de cabeza. No me importaba en absoluto lo que dijeran las críticas. Porque Bob hizo de todo, tiene una de esas carreras que adoro, repleta de grandes películas y de otras menos memorables, dispares, inesperadas e incluso completamente desatinadas. Yo las veía todas, bueno, o casi todas, para no mentir, y en todas ellas me veía recompensado de alguna manera. La magia de Bob traspasaba la pantalla hasta alcanzarme. Tenía estilo, toneladas de buen hacer y un físico rudo y compacto que —proyectado en pantalla grande— podía llegar a provocarme taquicardias (lo juro). Años más tarde, cuando empezó a manifestarse esta cosa del rollo bear empecé a entender lo que me pasaba. Bob Hoskins era el actor oso por excelencia. Para mí, en su figura confluían dos pasiones, la del cine y la descontrolada etapa del despertar sexual. Nos pasó a muchos. No en vano sigue ocupando una posición de honor en el Olimpo de actores osos. Hoy quiero recordarle con una selección de sus cinco mejores películas como protagonista. El año próximo escogeré mis favoritas entre sus docenas de trabajos como secundario. Su carrera da para mucho, está llena de tesoros. I love you, Bob.

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El largo Viernes Santo (1980)
Película fundamental en la trayectoria de Bob, pieza de cine negro british superlativa y primer papel protagonista de peso para él. En ella interpreta a un mafioso de furia difícilmente contenida cuyos intereses se darán de bruces con las acciones terroristas del IRA. Su rotunda masculinidad complementada por la magnífica Helen Mirren y acompañada por una inolvidable banda sonora hacen de El largo Viernes Santo una experiencia a la que siempre me apetece volver. El final de la película sigue poniéndome los pelos de punta.

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Mona Lisa (1986)
Consagración definitiva de Bob Hoskins, avalada por la palma de oro a la mejor interpretación en el Festival de Cannes. Mona Lisa es una obra maestra realizada por un Neil Jordan en plena forma, una historia de gángsters y fulanas que naufragan en un océano de ansia, ambigüedad sexual y fatalidad. En ella Bob Hoskins interpreta a un expresidiario rabiosamente vulgar inmerso en un contexto de crimen, sordidez, traiciones y mentiras. Es la película que más veces he visto en mi vida. En mi humilde opinión, una de las más bonitas historias de amor jamás filmadas.

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¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988)
Sin duda, la película más popular de Bob, un clásico Disney para todas las edades. Su interpretación del arquetípico detective privado Eddie Valiant está totalmente a la altura de la apisonadora Roger Rabbit. Lo mejor que le pudo pasar es no tener secuelas. La hazaña era épica y probablemente irrepetible. A partir de aquí su fama se dispara y llega el momento en el que Bob Hoskins y Danny DeVito empezarán a ser confundidos por espectadores despistados de todo el mundo. Adoro a Danny De Vito, pero, francamente, nunca pude entender la confusión.

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El enigma del hechicero (1988)
No solo es una película realmente buena sino que es la primera de Bob Hoskins como realizador. Si bien no tuvo una carrera sólida como director —solo llegó a dirigir otra más, la fallida cinta infantil Rainbow—, El enigma del hechicero posee la distinción de las extrañas y valiosas joyas realizadas por actores-realizadores como Charles Laughton y su La noche del cazador. Un cuento sencillo y seductor en el que Bob interpreta a un gitano ambulante que atraviesa una Europa desdibujada por la atmósfera de terror que supura la Segunda Guerra Mundial. Probablemente, la película más reivindicable de toda la filmografía de nuestro querido Bob.

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El viaje de Felicia (1999)
El realizador Atom Egoyan hizo muy bien brindándole la ocasión de volver a interpretar a uno de esos personajes protagonistas inolvidables que pueblan su ya larga filmografía. Dentro del tono frío, distante y cerebral de Egoyan, Bob borda un difícil papel de buen samaritano que esconde capas progresivamente oscuras. Un cuento de terrores cotidianos y ambigüedades calculadas que te lleva por lugares que no esperas. La última gran película de Bob.

Looking for bears in Looking

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No es habitual encontrar un personaje bear dentro de una ficción gay. De ahí mi sorpresa ante el hecho de que los guionistas de la serie Looking decidiesen —en su segunda temporada— emparejar a uno de sus protagonistas con un oso robusto, redondo, hirsuto y con carácter. Dentro de todo el aire random y de descuido argumental del que hace gala esta segunda temporada, todo apuntaba a que el personaje de Eddie (así se llama el bear character) desapareciese definitivamente después del primer capítulo, sin embargo, dentro de esta lógica narrativa esquiva, caprichosa y un tanto absurda, me esperaba una gran sorpresa: ¡la historia de amor entre el melancólico hipster Agustín y el gran oso Eddie tenía futuro! Oh, sorpresa, qué cosa más inesperada. ¡Gracias mainstream marica por el detalle! Además, en mi opinión, esto es algo muy bonito e importante, puesto que los guionistas de la serie nos enseñan una gran lección, a saber, que el chaser no solo nace sino que también se hace. ¡Bien por Agustín y bien por los guionistas! Y conste que digo esto sin ironía ninguna. Solo dos cosas quedan por lamentar, la primera, que la trama amorosa de Agustín y Eddie tenga tan poco peso en el conjunto de la historia, y la segunda, la tan sonada cancelación de la serie.

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Por supuesto, he querido saber más sobre el actor que interpreta al personaje de Eddie, un oso bonachón con VIH un tanto atormentado por su mala suerte en el amor, que emplea su tiempo en trabajar en una casa de acogida para niños transgénero. Aquí unas píldoras de wiki-saber sobre el actor: nacido en Brooklyn, Nueva York, en el año 1978, Daniel Franzese ha intervenido en un buen número de producciones para cine y televisión. Su papel más memorable hasta el momento es el del amanerado grandullón de instituto Damian en esa peli de culto que Lindsay Lohan rodó en el 2004 titulada Mean Girls. Sus rasgos distintivos son tres, un físico rotundo y desgarbado, un vozarrón capaz de ponerte los pezones de punta y una dentadura un tanto prominente que le otorga una dureza adicional al conjunto.

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Mean Girls, 2004

Cabe señalar que la misma ambigüedad sexual que planeaba sobre su personaje de Damian se hizo extensible a su propia figura. Después de hacerse el Ricky Martin durante unos cuantos años, Daniel Franzese terminó por ser honesto consigo mismo y asumió públicamente su homosexualidad. Hace unos meses la web queerty.com publicaba una entrevista con él de la que podemos recuperar un buen puñado de las declaraciones que el actor hizo sobre temas que nos interesan mucho por aquí. Es de agradecer su actitud beligerante con las dinámicas típicas del mainstream hollywoodiense, su compromiso con la causa trans y su lucha porque las cosas cambien. Os dejo con una selección/resumen de la entrevista. Confieso que aunque Daniel/Eddie no acaba de ser exactamente mi tipo, ha terminado seduciéndome. Es hot por fuera y por dentro. Y si no lo creen, presten atención a sus palabras:

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Sobre Looking:
“Cuando empezaron a emitirla un amigo me preguntó si la había visto. Le dije que no porque tenía mis reservas respecto a que se ocupase de tipos como yo. Nunca hay tíos que luzcan como yo en los contenidos gays.

Sobre si Looking refleja adecuadamente a la comunidad LGBTI:
“Existen tan pocos programas que podamos considerar 100% nuestros en tanto colectivo LGBTI, que Looking permanece como el único show sobre personajes gays. Todo el mundo quiere verse representado en él. Es posible que no todos pudieran reconocerse en la primera temporada, pero estabas aprendiendo acerca de esta nueva gente. Me encantó la historia, los personajes y su viaje”.

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Sobre la responsabilidad de representar a la comunidad Bear:
“No sentí ninguna presión. Si he sentido algo es una fuente de orgullo. Sé del confort que mi personaje de Damian en Mean Girls otorgó a los chicos en edad escolar, así que esto es una oportunidad de un modo adulto de continuar haciendo lo mismo. Estaba excitado. Me dije: ‘¡Me voy a poner en plan Lena Dunham! Estoy en la HBO y apareceré desnudo.’ Creo que es importante mostrar diferentes tipos de cuerpos. Una cosa muy bonita acerca de la comunidad bear es que acoge a todo el mundo. Este es el plus del rollo oso. Todos aquellos que sean amables y quieran pertenecer a la misma serán amigos. Así que estoy superorgulloso de representar ese espíritu. Nunca había visto eso en ningún otro show gay antes. Yo tenía mis reticencias a la hora de ver Looking debido a los prejuicios que tenía respecto a otros programas gays anteriores. Así que mi enhorabuena para ellos por estar dispuestos a llevarlo a cabo. Eso es lo que me parece tan loco. Ambos Michael [Lannan, el otro showrunner de Looking] y Andrew Haigh me dijeron: “Adoramos a los tipos grandes. ¡Los tíos grandes están cañón!”. Son desaliñados. Llevamos barbas, chocamos los cinco. Me honra ser capaz de representar a gente como yo.”

Sobre su escena de sexo en Looking:
“Te diré lo que les dije a los productores. Les di una política de no hay límites. Fue en plan, ‘si me vais a sacar guapo y sexy, hagámoslo, sea lo que sea.’ Estoy muy abierto y dispuesto a este tipo de material. En esta serie las escenas de sexo son importantes para contar la historia. Es una de las cosas que ha hecho que el show sea tan bien recibido y haya merecido tantos elogios. El sexo es auténtico e importante y se las arregla para ser cachondo. A veces los sonidos que escuchas en una escena de sexo son más calientes que la manera en que lo hacen. Yo estaba listo para hacer eso. Si voy a participar en algo tan íntimo, confío en su visión. No tengo ningún problema en desnudarme si tengo que hacerlo.

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Esto es lo que Bob Flesh considera como minuto de oro en televisión.

Sobre la estrechez de miras de los directores de casting:
“Si el papel reclama al típico hombre común, probablemente no van a llamar a un actor gay. El problema no es exclusivo de los actores gays. Piensa en los actores transexuales. ¿Por qué no puede un actor transexual interpretar a un manager de hotel o al típico mejor amigo del protagonista? Hay gente cuyos mejores amigos son transexuales y también existen transexuales que trabajan como manager de hotel. Pero cuando ellos llevan a cabo el casting de estos personajes ni siquiera consideran a los actores transexuales. Es un problema y no sé cómo resolverlo. El primer borrador de la carta que escribí era realmente furioso. Estaba realmente cabreado porque esto les estuviera ocurriendo a los actores. Me puse en plan combativo a lo Norma Rae, les pedía a los directores de casting que enfocasen las cosas de manera diferente. Entonces pensé que como primer paso no resultaba adecuado. Necesito expresar que soy gay y luego tomarme un respiro y disfrutar de la liberación que supone ser honesto antes que mostrarme cabreado. Pero aún estoy muy enfadado respecto a esto. Sigue siendo todo un problema en Hollywood.»

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Sobre la posibilidad de que esto cambie:
“Adoro a la gente como Ryan Murphy [creador de series como Nip/Tuck, Glee o American Horror Story] quien ignora completamente todo esto y elige su casting en función del talento. Admiro a directores de casting como Carmen Cuba a quien conocí en un club gay y me escogió para interpretar a un personaje hetero en Bully (2001, Larry Clark), en lo que supuso mi primer papel. En la última temporada de Looking eligió a un actor trans para interpretar a un chef y no dijo nada sobre ello. Creo que es algo que la gente debe animarse a hacer a partir de ahora. Es preciso que se convierta en algo cool para los directores de casting. Puedes cambiar la mentalidad de alguien en el Cinturón de la Biblia [extensa región de los USA especialmente conservadora] o de cualquier otro lugar donde existen prejuicios contra el colectivo LGBTI en dos segundos con un episodio impresionante de un programa de televisión. La capacidad de transformar esto pertenece a los estudios y a los directores de casting. Ellos pueden cambiar la manera en que la gente se sienta mañana por la manera en que la representan en sus programas de televisión. Así que incorporemos a más actores transexuales y veamos lo que ocurre. Ello ayudaría a crear un nivel de igualdad dentro de la comunidad de actores.»

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Si quieres leer la entrevista completa puedes hacerlo aquí y si quieres convertirte en seguidor del Instagram de Daniel búscalo como @whatsupdanny.

Bear Actors: Paul L. Smith

Captura de pantalla 2015-03-05 a la(s) 15.28.32 Quienes seguís este blog, sabéis de mi interés hacia la figura del actor secundario entrado en carnes y envergadura de oso. A menudo se trata de actores cuyos nombres se han perdido en la noche de los tiempos, personajes que de puro secundarios han sido aplastados por una Historia Oficial del Cine que nos priva de momentos valiosos para todo amante del universo desplegado por Palabra de Oso. 2141814,mFOYJ7D5_+bL9EGtiiEm+llVDxv7VdsixBUMYIxFR3zF2+vAiKmm1+RPUSOylW3ydI7b1YEndyg5VqBRvk4Q8g== Hoy quiero recuperar la oronda figura de Paul L. Smith, un actor no demasiado recordado y que sin embargo nos ha proporcionado muy buenos momentos en algunas películas más que notables para cualquier aficionado al cine. Encasillado en papeles de villano de una pieza, Paul L. Smith, además de un formidable físico, poseía una sonrisa entre seductora y psicopática capaz de endurecer los pezones del más pintado. Quizá no fue un actor excelente, pero eso es algo que no me importa en absoluto. Lo sigo prefiriendo a Javier Bardem o a James Franco. Hoy quiero rendirle un tributo especial desde aquí. Repasamos su vida en diez puntos esenciales. Screen-shot-2010-11-26-at-1.50.27-PM 1. Nació el 24 de junio de 1936 en Everett, un pueblecito de Massachusetts, USA. Cuando vino al mundo pesaba 17 libras, o lo que es lo mismo, algo más de siete kilos. 2. De joven practicó boxeo y lucha libre. Sus primeros trabajos fueron de portero y guardaespaldas. Obtuvo una beca deportiva y, tras su paso por la universidad, se licenció en Filosofía. 3. A finales de los años cincuenta, mientras estaba en una fiesta, le ofrecieron un pequeño papel en la película Éxodo (1960), un clásico histórico sobre la constitución del Estado de Israel. Esto tendrá una importancia vital en su carrera y en su persona, puesto que durante diferentes épocas de su vida se instalará allí, rodará películas, se enrolará como voluntario, conocerá a su esposa Eve y se nacionalizará como israelí en el año 2006, adoptando el nombre hebreo de Adam Eden. Morirá en el año 2012 en la ciudad de Ra’anana. Paul_smith 4. Su carrera como actor se compone de 55 títulos, que incluyen superproducciones de Hollywood, olvidadas películas israelíes, exploitation movies por toda Europa y apariciones puntuales en series de televisión como Wonder Woman (1979). Cuando le preguntaban sobre su profesión de actor respondía: “Déjame explicártelo de este modo: me pagan para hacer lo que, de ser rico, yo les pagaría a ellos para que me dejaran hacerlo”.

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En ‘Crimewave’ (1985), en modo cartoon.

5. Mientras trabajaba en Italia a mediados de los años setenta, debido a su gran parecido con Bud Spencer, intervendría en varias películas junto al actor Michael Coby (conocido también como Antonio Cantafora, a su vez, doble de Terence Hill) como tándem cómico en varias películas de acción. Una de ellas se estrenó en USA con el título de Convoy Buddies, el productor sustituyó los nombres de los actores por los de Bob Spencer y Terrance Hall. Paul L. Smith demandó al productor y ganó el pleito.

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Señale seis diferencias entre el original y la copia.

6. Nos puso muy brutos interpretando al sádico y sudoroso guardián de la prisión turca donde las pasa putas Brad Davis en El expreso de medianoche (1978).

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Pensando si sodomizar o no a Brad Davis en ‘El expreso de medianoche’.

7. Quizá por ello interpretó a Brutus en la adaptación que Robert Altman hizo de Popeye (1980). paulsmith-large 8. Apareció en la película de terror española Mil gritos tiene la noche (Pieces, 1982), en la que interpreta a un fornido jardinero con muy malas pulgas que porta una sierra mecánica en mano en una historia que va de un psicópata asesino que corta a jóvenes colegialas en pedacitos. Para más señas, la película favorita de Eli Roth, el director de Hostel (2005)Yo la vi en el cine hace un par de meses y tengo que decir que me gustó mucho más que Birdman (2014) o Ida (2014). 11388001_gal 9. Su lúbrica sonrisa volvió a seducirnos de manera enfermiza en su aparición como Glossu Rabban en el Dune (1984) de David Lynch. Pese a su encasillamiento conviene destacar su carácter camaleónico. Me llevó décadas descubrir que Glossu Rabban había sido previamente el carcelero de El expreso de medianoche. paul-l-smith-as-the-beast-rabban-in-dune-2 10. Su última película importante fue Maverick (1994), junto a Mel Gibson y Jodie Foster, en la que interpreta a un Príncipe ruso que viaja al salvaje Oeste con la intención de disparar a los indios. Una vez más, pese a lo infame de su personaje, consigue despertar una profunda y desconcertante empatía con el espectador.

Hollywood, algo sobre un par de daddies y el bar de Jimmy Wah

23p107744028 En el minuto veinticuatro de la película Good Morning Vietnam tiene lugar un momento interesante por lo que se refiere a la verbalización expresa del amor homosexual hacia los daddies u hombres maduros. En primer lugar, sorprende encontrar un detalle como este en una producción de Hollywood destinada al gran público, y en segundo lugar, llama la atención el curioso acercamiento al tema dependiendo de si nos ocupamos de la versión original de la cinta o de su versión doblada al español.

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Como quizá sepáis, la película ofrece un retrato de la intervención norteamericana en la guerra de Vietnam a través del punto de vista de un irreverente locutor de radio (Robin Williams) destinado en la zona del conflicto. En la escena referida, Williams, acompañado de un soldado (Forest Whitaker), acude a un bar regentado por un notorio homosexual vietnamita llamado Jimmy Wah, personaje caracterizado por su interés en conseguir una fotografía de su gran icono sexual, el talludito actor secundario especializado en westerns, Walter Brennan. Esto es lo que se narra en la versión original de la película, obra del guionista Mitch Markowitz. He aquí unas capturas ilustrativas.

Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 16.46.01Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 13.10.26 Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 13.10.40Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 13.10.54 Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 13.11.31Captura de pantalla 2015-02-05 a la(s) 13.12.04

Brennan nunca fue una gran estrella pero consiguió su momento de gloria (llegó a ganar tres oscar) como secundario a lo largo de las décadas que van de los treinta a los sesenta, especializándose en el rol de comparsa borrachín de rudos héroes como John Wayne, Humphrey Bogart o Gary Cooper. En el recomendable documental The Silver Screen: Color Me Lavender (1997), realizado en 1997 por el cineasta marica Mark Rappaport, se lleva a cabo una lectura queer de los personajes que invariablemente solía interpretar Brennan. En su película, Rappaport insiste en la espesa capa de homoerotismo que destila la camaradería del actor secundario en su interacción con la hipermasculinidad de John Wayne en los célebres westerns rodados a las órdenes de otro gran valuarte de la virilidad made in Hollywood, el realizador macho man, John Ford.

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Un vaquero llamado Walter Brennan.

Mirad, vamos a decirlo bien claro, todo esto es muy raro y nos aproxima a esa zona gris en la que la hipermasculinidad encarnada por el cine mainstream encuentra puntos en común con las masculinidades surgidas en el contexto de determinadas subculturas gays (del mundo leather al universo bear). De manera inesperada, Walter Brennan, actor heterosexual, padre de tres hijos, casado durante más de cincuenta años con su querida esposa Ruth Wells, vinculado a los géneros más machirulos del cine, acaba convertido en todo un sex symbol para refinados paladares queer. Retomemos ahora la misma escena de Good Morning Vietnam pero en su versión doblada. Atención a las capturas porque me he tomado la molestia de subtitularlas.

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Como veis, en la versión doblada al español se ha producido un curioso desplazamiento. En esta ocasión, Jimmy Wah ha cambiado a su adorado Walter Brennan por otro grande del cine clásico, el actor Edward G. Robinson.

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Con todo el cariño, para Jimmy Wah.

En mi humilde opinión, esta sustitución resulta de especial interés. En primer lugar, Robinson siempre ha sido un poco fetiche sexual para mí, especialmente en mis años de adolescencia. Sus interpretaciones en el imaginario hardboiled e hipermasculinizado del cine negro clásico lo sitúan a la altura de los más grandes, de James Cagney a Humphrey Bogart. Sin embargo, el físico de Edward G. Robinson nunca encajó del todo en los parámetros del héroe convencional. Era bajito y feo, con una cara de pan de facciones toscas y un cuerpo ancho y pesado como una caja fuerte. A menudo interpretaba al gángster o al hampón de turno, aunque en sus colaboraciones con Fritz Lang –de La mujer del cuadro (1944) a Perversidad (1945)– destacó por encarnar la quintaesencia del americano medio, un personaje cuya virilidad se verá puesta a prueba por la irrupción de las sinuosas curvas una mujer fatal.

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Edward G. Robinson en ‘Perversidad’, masculinidad en fuga.

Hipermasculinidad, camaradería entre vaqueros, gángsters, matones, parece ser que todo este mundo macho desplegado por el Hollywood dorado en una época en la que cualquier referencia a la homosexualidad estaba vetada fue incapaz después de todo de permanecer al margen de la ambigüedad sexual. Parece ser también que la zona gris de la que hablamos, aquella en la que la masculinidad hiperbólica y la dimensión filogay se dan la mano por obra y gracia del exceso surge especialmente en contextos de reafirmación de roles patriarcales y virilidades de una pieza. De este modo, tan significativa me parece la alusión a Walter Brennan en la versión original de Good Morning Vietnam, como su sustitución por Edward G. Robinson por parte del adaptador de la versión doblada, puesto que tanto el uno como el otro habitaron mundos rabiosamente heterosexuales ajenos a la celebración de la diferencia. Pero con todo, lo que más me fascina ahora mismo es el misterioso proceso que los ha unido a ambos a través del doblaje, en un acto menos anecdótico de lo que parece. Sin olvidar la importancia que reviste la aparición de Jimmy Wah como encarnación de la figura del admirer, no en vano se trata de una de las primeras manifestaciones expresas por parte de Hollywood de que, en efecto, existe un amor homosexual hacia los hombres maduros, algo obvio para todos nosotros pero no para el mainstream heteronormativo.

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