


Ed Asner era uno de esos actores que invocaban la subcultura bear antes incluso de fuese inventada, eso que venimos llamando protobear. Su físico rudo y viril, su aplomo y su carisma eran cualidades que resultaban atractivas más allá de sus incontestables dotes para la actuación. Ed Asner era un tío cojonudo y lo fue hasta el final. Un modelo de sensatez, humildad y activismo político bien llevado. Además de icono fundamental para la causa Palabra de oso, Ed Asner representaba esa masculinidad soñada, libre de elementos tóxicos y esculpida con el cincel de la sensualidad suprema. En definitiva, para Palabra de oso, Ed siempre ha sido el espejo en el que mirarse. Por eso, y por su brillante carrera como actor, lamentaremos su pérdida durante mucho tiempo.
Me doy cuenta de que para las nuevas generaciones era una figura poco conocida. Para muchos medios era el actor que prestaba su voz al entrañable anciano protagonista de Up, la cinta Pixar de animación. Pero todos aquellos que peinamos canas guardamos innumerables recuerdos de su dilatada carrera, un trayectoria con más de cuatrocientos títulos registrados en su ficha de IMDB. Porque Edward Asner es en sí mismo un capítulo de la cultura pop, una leyenda de la era dorada de la televisión americana (años 70) y una cara habitual en películas de todos los tamaños, ya sean producciones hollywoodienses de tipo A o telefilms de temporada. Uno de los últimos representantes de esa estirpe de actores de carácter (y con carácter), orondos y espléndidos, que vivieron su mejor momento en décadas pasadas y que veneramos desde esta web. Una estirpe que tras las funestas pérdidas del último año (Allen Garfield, Brian Dennehy, Ned Beatty) está ya en claras vías de extinción.
NY años 50
De entre aquella generación de actores, a la que también pertenecía el recordado Charles Durning, la figura de Edward Asner ocupó un lugar privilegiado. Nacido en el año 1929, Ed fue educado en el seno de una familia judía ortodoxa. En su juventud desempeña trabajos de vendedor de puerta a puerta, de operario en la industria metalúrgica o en la cadena de montaje de General Motors. Tras sus obligaciones con el ejército siente la llamada de las tablas y durante la década de los cincuenta se suma a la Playwrights Theatre Company, de ahí dará el salto a Nueva York, donde conseguirá su primer protagonista en Broadway, en una adaptación de la célebre La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht.
En los sesenta decide instalarse en la soleada California y el carrusel de la televisión empezará a girar. Su rostro empieza a aparecer en series tremendamente populares como Los intocables, El fugitivo, El virginiano, Viaje al fondo del mar o Hawai 5-0, entre muchas otras.





Pero será la década de los setenta la que lo propulse al olimpo televisivo gracias a su papel de Lou Grant, periodista brutote y sarcástico en la exitosa sitcom de Mary Tyler Moore La chica de la tele. El tirón del personaje desembocará en su propio spin-off, la serie homónima Lou Grant, que arranca con el traslado a la costa oeste de su protagonista para hacerse cargo del rotativo Los Angeles Tribune. El éxito de la serie será tremendo pero no imparable. Tras cinco temporadas (del 77 al 82) la serie será cancelada por la cadena. Según el propio Ed a consecuencia de su mala relación con los productores. La reputación del actor corría de modo paralelo a su condición de figura pública comprometida con la causa política y social. Asner se mostró muy crítico con la actuación de los EE.UU. en América Central y su carácter contestatario le pasó factura en más de un momento de su carrera. “No es que exista una lista negra en Hollywood, pero sí esa consideración de ‘este actor es conflictivo, nos dará problemas’”, manifestó en alguna ocasión.
Los papeles iban y venían, pero se daba el caso de que su estrella seguía brillando en series que acababan convirtiéndose en auténticos fenómenos sociológicos como Hombre rico, hombre pobre, en la que interpretaba al brutal patriarca de la saga familiar, o Raíces, en el papel del capitán del barco esclavista, un personaje torturado por el conflicto moral. Durante su reinado televisivo fue nominado al premio Emmy en veinte ocasiones, y se hizo con él en siete de ellas. Su compromiso político — era un demócrata convencido— se hizo extensible a su propia profesión. Durante el periodo de 1981 a 1985 ejerció de presidente del Screen Actors Guild y mostró su firme oposición a las políticas desarrolladas por la administración Reagan.
Durante estas últimas décadas siguió trabajando y prestando su voz grave e inconfundible tanto a éxitos rotundos como el mencionado Up como a programas radiofónicos, series de animación, podcasts o películas. En su ficha de IMDB consta un total de nueve títulos rodados durante el año 2021, algunos de ellos sobradamente conocidos (la serie Cobra Kai) y otros en fase de postproducción.

Sabemos que mantuvo una intensa actividad en redes a través de su Twitter y que su compromiso humanitario con diferentes causas perduró hasta el final. Se casó en tres ocasiones y tuvo cuatro hijos. Cuando murió tenía noventa y un años y, francamente, a esas edades a uno le apetece descansar. Su legado seguirá vivo y permanece en todos aquellos que hemos admirado su trabajo y su condición de icono sexy bear sin ser él nada de eso. Nunca llegamos a tomarnos una copa con él pero para aquellos que tenemos el paladar educado en la belleza bruta y masculina, Ed Asner siempre ocupará un lugar muy especial en la construcción de nuestro deseo. Bello por dentro, bello por fuera. Buen viaje, Ed.

Fuentes:
Some Guy Named Ed – Tumblr dedicado a Ed Asner