Coliseo, un fotolibro de Orlando Torres Canela

Orlando Torres Canela (Guadalajara, 1978) tiene una manera particular de captar la masculinidad. Sus fotografías se acercan al estudio y la celebración del cuerpo masculino desde un compromiso con la misma idea de masculinidad, un tratamiento que ha asomado en esta web a través de la obra del colectivo Mascular Studio. Con ello queremos decir que Orlando Torres Canela ha conquistado su propio estilo, un estilo que además se aleja de los clásicos presupuestos estéticos de la cultura gay dominante, y eso es algo que siempre se agradece.

Llevamos años atentos a su imprescindible cuenta de Instagram, de manera que la publicación de Coliseo (KAHL Editions), su primer libro, nos proporciona una excelente excusa para hablar con él. Al final de la entrevista encontrarás el enlace donde comprarlo.

¿En qué momento decides iniciar tu serie de fotografías centradas en la masculinidad y por qué?

Ocurrió cuando aún era estudiante de la carrera de fotografía en la Universidad de Guadalajara, me interesaba hablar de lo gay, pero desde una perspectiva distinta, es decir, intentando huir de los estereotipos; y así a partir de conocidos me enteré de los osos, y a partir de ese momento ha sido mi principal manera de abordaje, principalmente desde el cuerpo.

En el contexto del mainstream marica (si existe tal cosa) debes de sentirte como una rara avis, ¿te resulta muy pesado tener que explicar tu arte o cuentas con espacios afines donde te sientes cómodo y comprendido?

Al principio fue más complicado, cuando comencé no contábamos con una red social como Instagram, en donde puedes compartir tu trabajo, antes lo mostraba en revisiones de portafolio con fotógrafos y artistas visuales, regularmente por parte de los hombres existía cierta incomodidad, no sabían qué decirme, en el caso de las mujeres era distinto, porque les parecía que había algo interesante. Recuerdo una ocasión que un curador me comenzó a dar referentes fotográficos que según él yo debía conocer, a todos los conocía, pero, solo manejaban cuerpos hegemónicos, era complicado.

De manera reciente existen más personas que se ocupan de este tipo de corporalidades y eso ha permitido que de cierta manera mi trabajo ya no se perciba “fuera de lugar”, aunque, honestamente, nunca me ha interesado ser un artista que proponga la “comodidad visual”, para ello existen miles de imágenes.

¿Cómo surge la posibilidad de editar Coliseo, tu primer libro de fotografías y cómo abordas su edición?

De unos años a la fecha me interesó mucho el tema de los fotolibros, comencé y sigo comprando, no es sencilla su elaboración, ya que requiere sobre todo recurso económico para ofrecer un producto de calidad. A través de Instagram recibo un día un mensaje, Sarah Kahloun de Kahl Editions, el 23 de enero de 2023, sus palabras fueron “quisiera saber si estarías interesado en hacer un libro con nosotros, tuve un crush enorme con tu trabajo”, y así comenzó está aventura.

Sarah se encargó de la edición total, tengo muchísimas fotografías, ella comenzó a elegir algunas que había publicado en mi cuenta y yo le propuse otras, de esa manera, se comenzó la narrativa de Coliseo, en donde además de los cuerpos, vemos paisajes, espacios, instantes que surgieron también durante las sesiones, esa poética se desarrolló, y nos interesaba mucho que existiera una historia, en donde no existe ni un solo texto, que resultara más íntimo y contemplativo y considero que lo logramos.

Tus fotos se ocupan del cuerpo masculino pero de una manera poco habitual. No solo por la elección de los cuerpos, sino por la puesta en escena, la posición de los modelos, los entornos escogidos, etcétera. ¿Qué persigues con la peculiar estética que se percibe en tus fotografías?

Me atraen mucho los instantes en los cuales “parece” que no existe una intención, es decir, momentos en los que simple y sencillamente el cuerpo se encuentra en un estado natural, aunque evidentemente existe una puesta en escena y una intención, creo que el cuerpo y el espacio hablan mucho de quienes somos, y soy una persona que disfruta mucho estar en casa, pero que también le atrae la naturaleza, a partir de ese binomio cuerpo-espacio, me gusta narrar situaciones que en ocasiones pueden parecen contradictorias, raras, complejas, pero siempre con una dosis de erotismo, y esa extrañeza me interesa mucho.

Creo que el entorno merece una pregunta aparte. Pareces poco amigo de la fotografía en estudio, ¿cómo trabajas la elección de los espacios en los que tomas las fotografías?

Sí, prácticamente ha sido nulo el uso de un estudio fotográfico, no me siento cómodo en un espacio vacío; regularmente suelen ser sus casas, en algunas ocasiones hay chicos que están de paso en la ciudad y se realizan en sus cuartos de hotel, alguna casa de un amigo que me parece adecuada, el bosque, etc, sobre todo los hogares y hoteles, ofrecen una intimidad que me agrada bastante, ya que me permiten estar en ese espacio como invitado, acceder a sus lugares y que me otorguen esa confianza es algo que valoro mucho.  

A veces a través de tus fotografías buscas una suerte de diálogo con obras clásicas. ¿De dónde viene este afán?

Sí, soy un enamorado de la pintura de los clásicos, lo encuentro realmente inspirador, sobre todo el trabajo de Rubens, uno de los primeros pintores que hizo obra considerando cuerpos voluptuosos, al observar esas obras regularmente suelo tener una experiencia estética bastante enriquecedora, por ello recurro siempre a ellas, me resultan muy estimulantes.

Cuéntame algo sobre el trabajo con los modelos, ¿tienes algo parecido a una factory o galería de habituales? ¿Cómo es el trabajo con ellos?

Últimamente varios de ellos me buscan a través de Instagram para que los fotografíe, aunque también he conocido gente con la cual me interesa trabajar y ahí yo hago el contacto, siempre hay personas con las cuales laboras muy cómodamente y los suelo repetir, en ocasiones hasta parece un especie de fetiche, creo que justo me dan eso que estoy buscando en la imagen y por ello con algunos recurro de manera constante.

Recuerdo una anécdota que se contaba de este actor mexicano mítico, Pedro Armendáriz, que nos habla de la arraigadísima homofobia en México. Hubo una ocasión en la que el actor debía decir un diálogo en el que aparecía la expresión “entraré (en la casa) por detrás”. El actor se negó a decirlo porque la expresión “por detrás” la consideraba sospechosa de homosexualidad. ¿Es posible resumir la evolución del pueblo mexicano en relación a la causa homosexual en un solo párrafo? ¿Qué nos puedes contar?

Vivo en la ciudad de Guadalajara, donde para muchos es la capital gay de México, aunque de manera reciente el respeto y la visibilidad son mayores, aún continúa la doble moral, hay cosas que no se pueden decir o hacer, por el qué dirán; incluso me ha tocado la experiencia de que me digan que en las fotos no quieren mostrar su rostro, en algún momento lo acepté, pero de manera reciente ya no, creo que no podemos dar pasos en reversa, la lucha ha sido bastante y nos encontramos en un punto de nuestra historia en que eso parecería inmoral, es decir, retroceder a como estábamos anteriormente. El machismo sigue existiendo desafortunadamente, pero ocultándonos no vamos a lograr nada.

Si te digo que tus fotografías capturan una sensación erótica de una manera inesperada y por eso mismo doblemente erótica, ¿me acerco un poco al meollo del asunto, a lo que verdaderamente te interesa?

Sí, porque pareciera que no estaba planeada y que simple y sencillamente se manifestó, no hago un trabajo documental, todo se encuentra en la ficción, pero existe un linde, un momento en el que con todo y la puesta escena, algo se escapa, un algo no estaba en el guion y eso me interesa bastante.

En estas últimas décadas estamos viviendo tal boom de actividad en torno a la temática Bear, desde la ilustración, la fotografía o la literatura, que se diría que empieza a haber una escena cultural global sobre el tema. ¿Cómo lo percibes tú?

Sí, como lo mencionas, existe un boom, es como “la novedad”, habría que tener cuidado, con que quienes lo realizan lo hagan desde la honestidad, desde un deseo genuino, y no simplemente por crearse más seguidores en Instagram o tratar de verse inclusivos, pero definitivamente me alegro de que exista esa mayor atención, y me encanta compartirla.

Guadalajara, Jal., México.

Junio 2024

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Orlando Torres Canela Instagram

Gangsters maricas

«Ah, ¿pero existen los gangsters maricas?» Es la pregunta habitual que despierta en muchos esta inesperada conjunción entre lo rudo y lo divino. En esta web llevamos años ocupándonos de las diferentes declinaciones de eso que llamamos masculinidad —así, en términos canónicos, tal y como ha sido construida por el patriarcado—, y poco a poco hemos ido descubriendo cómo tal concepto ha pasado de lo monolítico y unidimensional, a lo complejo y lo variado, con amplio lugar para la sorpresa. 

Desde que a finales de la década de los noventa del pasado siglo, la comunidad LGTBI se apropiara de lo masculino como hecho estético y performativo (hola, Judith Butler) los acontecimientos no han dejado de sucederse para poner el tema del género un poco patas arriba, al menos, respecto a tal y como lo habíamos conocido. El advenimiento reciente de la era queer ha hecho el resto, alumbrando una actitud, una mirada también, que se proyecta tanto hacia el futuro como hacia el pasado, y aquí es donde tropezamos con la deconstrucción de esa vieja y canónica noción de masculinidad y nos disponemos a abrir entre todos la caja de las sorpresas, empezando por realizar nuevas lecturas de la compleja esfera de la cultura pop. 

Juan Dos Ramos, viejo conocido de esta web a través su alias Dr. Insermini, experto en cine y en masculinidades fuera de norma, acaba de publicar Gangsters maricas, un fastuoso fanzine en tres volúmenes editado en espectacular formato de tabloide e ilustrado con primor por el dibujante Álex Tarazón. A lo largo de sus páginas, su autor le pega un buen repaso a un género tan codificado como el cine negro para extraer petróleo queer de una amplísima variedad de títulos. Selección que no se limita a los clásicos conocidos por todos sino que bucea, rastrea y encuentra oro negro también en las oscuras aguas de la serie B y otras manifestaciones subterráneas. 

Bogart rodeado de maricas, Jimmy Cagney sublimando su amor por su compañero de fechorías, Gilda asumiendo el papel de bisagra imposible entre dos hombres -gangster y secuaz predilecto-, muchas son las historias y los personajes que van desfilando por este Gangsters maricas y muchas son las pistas que hay arrojadas entre sus imágenes para el buen entendedor. Deleitar ilustrando sería, en pocas palabras, uno de los propósitos de este gozoso viaje, pero si hay algo que se impone a esa condición de juego es otra veleidad aún más ambiciosa que se desprende de sus páginas, a saber, la de entrenar tu ojo para saber leer entre líneas, para atrapar al pez dorado marica que navega entre imágenes y diálogos hardboiled. En otras palabras, lo que hace esta publicación a la postre, más que navegar en un océano negro -noir-, es desenmascarar las aguas grises de la ambigüedad sexual, y demostrar con gran profusión de datos y relato de suculentas anécdotas que esa virilidad patentada por los tipos duros del noir admitía más resquicios de los deseables para la mirada masculina oficial (la sempiterna male gaze).

Aunque a lo largo de los últimos años se han ido publicando artículos sobre el tema por parte de reputados estudiosos como Richard Dyer, siempre se ha hecho desde un ámbito académico, limitado y alejado de cualquier propósito divulgativo.

En ese sentido, no existe —que yo sepa— una publicación comparable a este Gangsters maricas, exhaustiva (empieza con El halcón maltés y termina con Los Soprano, pasando por el cine de Tarantino o David Lynch), documentada, amena, rigurosa y poco amiga de la afirmación gratuita o traída por los pelos. Una publicación que gustará tanto a aquellos interesados en el cine en general, como en lo marica en particular y que no exige un conocimiento previo del tema ni de las películas comentadas.

Para nada. Ante todo, hay que pensar en este Gangsters maricas como en un gran contenedor de historias, ambiguas, retorcidas, violentas, siempre fascinantes sobre lugares inexplorados de la masculinidad, un auténtico festín para los ojos, la mente y los sentidos. Una radiografía de una modalidad masculina performativa —como pueda serlo la comunidad bear— de la que ya era hora que alguien se ocupase. Para una web como esta, me parece un regalo que se recuperen figuras como los gangsters interpretados por actores proto-bears como el gran Raymond Burr, Sydney Greenstreet o la mismísima Divine (¡no es broma!). Un recorrido apasionante que, tras casi diez años de gestación, ha llegado a las calles al jubiloso grito de un paperboy.

¡Extra! ¡Extra! ¡No te quedes sin tu ejemplar de Gangsters maricas!

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Dr. Insermini Instagram

Editorial Cinefilia Pop Instagram 

Primary The Book

Primary es el nuevo libro del fotógrafo afincado en Los Ángeles Blake Little. A lo largo de sus 180 páginas encontramos 166 fotografías que capturan la masculinidad de hombres gays. Como artista, Little lleva años trabajando el género del retrato, aunque esta es la primera vez que dedica una de sus obras a la desnudez.

Reacio a circunscribirse al terreno del erotismo, Primary ofrece a sus modelos la posibilidad de mostrarse tal como son, sin añadidos ni artificios, bien en su estudio o en localizaciones cotidianas. El libro comprende el trabajo realizado a lo largo de cuatro años por toda la geografía de los USA. Según nos cuenta en su web, a los modelos que aceptaron posar para su cámara les resultó catárquico desnudarse y dejar de lado los escudos y los complejos sociales tras los que se parapetan en su día a día. De hecho, su propio título, Primary, alude a ese componente esencial del ser humano que queda desdibujado o enmascarado por nuestras imposiciones diarias.

Si estás interesado en conseguir algún ejemplar pásate por la web del artista.

Blake Little Instagram

Bangbang! Un oso depravado en el oeste

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“Oro maldito” (Giulio Questi, 1967), también conocida como «Django Kill… If You Live, Shoot!», es un spaghetti western que con el paso de los años ha conseguido un merecido estatus de culto. Los seguidores de esta web saben de mi interés por esas masculinidades brutas que, de tan pasadas de vueltas, acaban cayendo de bruces en el terreno de lo queer. El caso de “Oro maldito” supone una buena muestra de cómo el western -en tanto género viril por antonomasia- irá incluyendo, permisividad de la época mediante, tramas y personajes que escaparán de los estrechos moldes heteronormativos. Sorrow, el villano más carismático de esta violenta historia, proyecta una espesa sombra de depravación sobre el pueblucho donde transcurre la acción. Venera el crimen y tiene a su servicio a su propio ejército de muchachos obedientes, una pandilla de cowboys gays enfundados en negro, a quienes ha educado en el arte del crimen, de la buena mesa y de la sensualidad. 

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En su estupendo libro “La pluma y el oeste: El fascinante viaje de la homosexualidad a través del Western”, su autor, Fernando Garín Jansa, nos habla de la posibilidad de que tan portentoso villano fuese inspirado por la figura del militar alemán Ernst Röhm, ministro nazi homosexual fundador de las S. A. ajusticiado en última instancia por su propio partido. Elucubraciones aparte, nos encontramos ante un ejemplo más de esa tendencia que consiste en atribuir comportamientos sexuales fuera de la norma a los villanos o asesinos de la función, algo que en el caso del western dialoga de manera perversa con la masculinidad canónica de sus héroes, prestándose a suculentas lecturas. 

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Por su malicioso magnetismo, Sorrow ha ingresado con todos los honores en la nómina de iconos indispensables para esta web. Interpretado de modo magistral por uno de esos imprescindibles secundarios de la era dorada de las coproducciones europeas, el actor aragonés Roberto Camardiel, Sorrow supone un capítulo fundamental dentro de esa masculinidad queer protobear que tanto nos gusta rastrear desde la noche oscura de los tiempos. 

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Si quieres saber más sobre lo marica en el salvaje oeste, no dudes en hacerte con tu ejemplar de “La pluma y el oeste” aquí.