English and Italian version: www.gianorso.com
Hace poco me tropecé con una extensa y esclarecedora entrevista realizada por Fabrizio Giuffrida al que seguramente sea el fotógrafo de «hombres grandes» por excelencia. Contactamos hace un par de años, cuando GianOrso se prestó amablemente a cederme una de sus preciosas imágenes para la portada del tercer volumen de Palabra de Oso, Arde París. Así que Gianni, encantador como siempre, me dio su permiso para traducir y publicar aquí esa entrevista, y de paso nos emplazamos para una futura conversación más centrada en los asuntos de la carne y los instintos.
Conoces su obra (es imposible que no hayas visto alguna de sus fotos) y ahora tienes la oportunidad de conocer al enorme artista y grandísima persona que hay detrás. Bienvenido al universo GianOrso.
Una agradable tarde de primavera.
Dos buenos amigos toman café.
Hablan sobre su común interés por la fotografía.
¿Cómo empezaste en la fotografía?
Yo he dibujado desde siempre. Estaba enamorado de Miguel Ángel, Bernini (en Roma puedes ver sus obras por todas partes). Me enamoré de la estatua del “Río Ganges” en Piazza Navona [una de las estatuas de la Fuente de los Cuatro Ríos en Piazza Navona, obra maestra de Bernini], y en la escuela empecé a dibujar más en serio. Siempre me ha gustado la publicidad y el grafismo, así que cuando terminé la secundaria quise estudiar Bellas Artes. A mis padres no les hizo mucha gracia, así que terminé estudiando Empresariales; pero en la soledad de mi habitación seguí dibujando y leyendo libros sobre el arte de dibujar. Cuando tenía unos 15 años empecé a comprar revistas porno americanas y a copiar los modelos y poses que salían en sus páginas. Poco después quise hacer algo más que simplemente copiar, así que me compré mi primera cámara y empecé a hacer mis propias fotos. Esto ocurrió a principios de los 80, una época en la que yo era un adicto a la fotografía de moda. Mapplethorpe estaba por todas partes, en revistas y exposiciones, con sus fascinantes e inquietantes retratos en blanco y negro; y por supuesto, estaban Newton, Ritts, Avedon…
Yo compraba revistas de moda, arrancaba las páginas con las fotos más interesantes y las añadía a mi creciente colección. Todavía conservo muchos de esos recortes de revistas, y algunos de ellos muestran fotografías asombrosas y atrevidas, de las cuales prácticamente ninguna han sido publicadas en libros de fotografía. Observando y estudiando esas fotos empecé a sentir el deseo de crear algo original, de experimentar con la creación de imágenes, y fui dando pequeños pasos. Empecé por buscar y leer libros de fotografía que se centraban en los elementos técnicos de ese arte. Después me pasé mucho tiempo caminando por Roma y fotografiando estatuas en diferentes momentos del día, con distintos objetivos, mientras apuntaba en un cuadernito las especificaciones técnicas de cada foto (faltaban aún muchos años para que se creasen los datos EXIF). La ventaja de hacer fotos a estatuas es que nunca se aburren, por mucho tiempo que necesites para obtener buenas imágenes. Cuando me sentí más seguro de mis habilidades técnicas empecé a pedir a mis amigos que posaran para mí. Al principio fue duro (casi siempre me decían que no). Las cosas cambiaron en el invierno de 1985, cuando mi amigo Michele aceptó y por fin tuve la oportunidad de retratar a un ser humano en vez de a estatuas. Cuando miro hoy esas primeras fotos de Michele veo errores evidentes, después de todo era mi primera experiencia con retratos, pero siento un enorme cariño por ellas porque me recuerdan mi deseo de hacer fotos y me recuerdan también a mi amigo Michele, que murió unos años después. Era un hombre muy guapo, grande, alto. Todavía recuerdo sus preciosas y enormes manos, su atronadora voz grave y su gran sentido del humor. Michele fue el primero que creyó en mi potencial como fotógrafo. Hace poco le di las “gracias” en mi galería de Flicker, porque nunca tuve la ocasión de hacerlo antes. Incluso ahora, cuando estoy haciendo fotos o cuando estoy editándolas a solas con mi ordenador, me pregunto qué pensaría Michele de mi trabajo, qué diría de los miles de retratos y desnudos después de todos estos años de experiencia, especialmente ahora que tengo mi propia web…
Hablemos de tu web, www.gianorso.com. ¿Cuándo empezaste y por qué? ¿Tienes muchas visitas?
La web fue creada en 2004, pero no estuvo online hasta el 20 de octubre de 2005. La puse en marcha porque quería mostrar mi trabajo sin ninguna censura ni intermediarios. Por primera vez sentí la necesidad de hacerlo personal y directamente. Así que compré mi propio dominio, busqué software para crear galerías en flash y gracias a la paciencia de mi webmaster de entonces, ZippOrso, la primera versión de la web estuvo terminada. Compruebo las estadísticas de la web a menudo, y además del gran número de visitas de América y Europa, me ha sorprendido gratamente el enorme interés de los visitantes japoneses. El tráfico diario está sobre las 1.000-1.500 visitas, pero llega a sobrepasar las 4.000 cuando cambio las galerías o cuando algún otro portal publica un artículo sobre mi trabajo y añade un link a mi web.
Como ya he dicho, la función principal de la web es simplemente mostrar mi trabajo. Es mi galería de arte personal, donde puedo poner las imágenes que más me gustan sin tener que someterme a presiones comerciales o dios sabe qué objetivos, y especialmente sin censuras. A menudo me pregunto si todo el tiempo que paso haciendo fotos, editándolas, estudiando las mejores poses, llevando a cabo investigaciones artísticas o buscando citas, si no será simplemente un juego en mi cabeza, si en realidad a la gente no le da igual todo eso y solo les interesa la gratificación inmediata de ver cuerpos desnudos. Pero de vez en cuando recibo un email de alguien que ha descubierto mi web por casualidad y que no solo aprecia el lado artístico de mi trabajo, sino que además me dice que le ha ayudado a cambiar la forma en que se ve a sí mismo. Gracias a mis fotografías hay personas que han conseguido superar años de lucha contras su propia imagen y de esconder sus cuerpos. Estos emails significan mucho para mí. Me empujan a ir más lejos y a crear más y mejores trabajos.
El proceso de crear galerías de fotos depende del número y la calidad de las imágenes que he tomado y editado en los meses previos. Al principio mi intención era cambiar las galerías cada mes, pero pronto me di cuenta de que era una tarea imposible, es más, entendí que las fotografías necesitaban más tiempo para que pudieran ser vistas. Ahora las galerías cambian cada seis, siete meses. Así tengo tiempo suficiente para mantener el nivel muy alto y puedo dedicar el tiempo necesario a editar mis fotos. Normalmente hay dos o tres galerías dedicadas a modelos, una a retratos, una a parejas y una a paisajes urbanos o naturales (una categoría que no estaba planeada al principio y que evoluciona constantemente).
En la galería “Portraits of Modern Gentlemen” de tu web hablas de “una tipología masculina específica que es mi objeto de deseo”. Mirando tus fotos podemos ver una gran cantidad de modelos de diferentes edades, físicos y grados de autoconfianza frente a la cámara. ¿A qué te refieres con “tipología masculina”? ¿Cómo la definirías?
Creo que escribí esa declaración al principio de crear la web. Supongo que estaba buscando un “manifiesto” para el tema de mis fotografías. “La tipología masculina que es mi objeto de deseo” se refiere a hombres grandes y corpulentos, con ojos azules, barba pelirroja y pelo rubio o pelirrojo. ¡Una especie de gigante vikingo-escocés-irlandés! Por supuesto, es una proyección de mis deseos personales, aunque nunca he conocido esa “proyección” en la vida real. Desde que era niño, siempre me ha atraído un tipo de hombre que no se ajustaba al concepto de belleza habitual o popular. Me llamaban la atención los hombre grandes en vez de los tíos delgados, aunque era consciente de que estos últimos eran considerados como guapos por la mayoría mientras que los que a mí me gustaban no.
Otro detalle importante en mi formación es que, desde que tengo uso de razón, me fascinaban los libros de arte y fotografía. Recuerdo que cuando tenía seis o siete años me regalaron un libro sobre el Vaticano y los frescos de la Capilla Sixtina, con detalladas fotografías de los grandes cuerpos pintados por Miguel Ángel e incluso todos sus estudios sobre formas masculinas. Ya entonces me atraían los cuerpos grandes; me fascinaban los sensuales cuerpos hiperbólicos de Rubens, Giambologna y Canova, artistas que han retratado hombres grandes, magníficos, que están lejos del concepto actual de belleza masculina impuesto por los medios de comunicación de todo el mundo. Johnny Depp, Brad Pitt o Hugh Jackman representan hoy el ideal de belleza masculina, y aunque me gustan por lo que son, no tengo el más mínimo interés en hacerles fotos. Recuerdo cuando tenía unos veinte años y hablaba con amigos sobre el tipo de hombre que nos gustaba. Durante años he sido el hazmerreír porque, al contrario que ellos, a mí me gustaba John Goodman y no Tom Cruise.
¿Significa eso que tu fotografía es en realidad una transposición de tu deseo?
¡Absolutamente! Mis deseos, mis intereses, lo que me gusta, mis ideales, todo influye en mi fotografía. Es verdad que hay algunos detalles físicos que me llaman la atención inmediatamente: caras, piernas, la forma del cuerpo, y hay personas a las que el instinto me pide fotografiar. Pero tras hablar con ellos mi interés desaparece. Por esa razón puedo decir que mi fotografía se parece a mi deseo sexual. Y al contrario, me he encontrado en la situación de fotografiar a hombres que eran muy atractivos en carne y hueso pero que frente a la cámara resultaron ser muy diferentes de lo que yo esperaba.
¿Qué te inspiró para empezar a hacer fotos de hombres desnudos?
La revista americana Colt fue mi biblia personal. Aunque era consciente de que los hombres hipermusculados y glamurosos que solían sacar en su páginas estaban absolutamente fuera de la realidad, la calidad de las fotos de Jim French, el creador del estilo Colt, era impresionante. Todavía hoy hay algunos fotógrafos que lo copian. Las poses, las perspectivas, la edición, siguen estando en mi cabeza como referencias personales.
Mi segunda obsesión era la revista porno americana Drummer. Presentaba otra tipología de hombres, intrigante, provocadora, que conquistó mi corazón y mi cabeza. Y por último, aunque no menos importante, descubrir el enorme arte de Mapplethorpe, con sus blancos y negros extremos y su habilidad para convertir situaciones que pueden considerarse como de extrema violencia en imágenes estéticamente artísticas. Una de sus fotos que sigo considerando impactante y absolutamente moderna es el retrato de dos hombres barbudos, uno atado boca abajo, con su compañero agarrándole los huevos firmemente, ambos mirando a cámara [“Elliot and Dominick, 1979”, en Robert Mapplethorpe, Ten by Ten p. 11, Schirmer and Mosel, Munich 1988]. Es un retrato precioso, turbador, cualquier cosa menos aburrido. Recuerdo que la gente salía corriendo de una gran retrospectiva de su trabajo hace unos años en Venecia. Sus fotos muestran una estética y una sexualidad que no todo el mundo está dispuesto a ver y aceptar.
¿Es difícil encontrar modelos?
Como ya he dicho, cuando empecé a hacer fotos y le pedía a alguien que fuese mi modelo siempre me decían que no. Reconozco que muchas veces la gente tiene una relación muy mala con la fotografía y con la idea de posar frente a una cámara para una foto que no sea la típica foto de vacaciones. Se dice que algunas culturas nativas de América se negaban a que les hicieran retratos porque creían que la cámara les robaba el alma. De alguna manera, creo que puede haber algo de verdad en eso. Algunos retratos que he hecho muestran la personalidad del modelo mejor de lo que las palabras podrían hacerlo. De todas formas, las cosas empezaron a cambiar cuando pude enseñar mi trabajo a los posibles modelos y se dieron cuenta de que no estaba intentando hacer catálogos de porno barato, sino que estaba embarcado en una exploración personal sobre aspectos de la belleza masculina.
Hoy en día incluso utilizo chats para contactar con posibles modelos, con diferentes resultados dependiendo de la disponibilidad y la seriedad de la gente.
Has dicho que tus modelos “tienen en común que son diferentes del concepto estético dominante de belleza masculina”. ¿Se puede considerar eso como un criterio que sigues a la hora de hacer tus fotos?
A lo largo de los años he tenido la oportunidad de hacer fotos a una increíble variedad de cuerpos, caras, manos, expresiones, gestos, y todos tienen en común que son diferentes del concepto estético dominante de belleza masculina. Ese es mi punto de partida, la voluntad y el objetivo de mostrar al mundo que los hombres que a menudo son maltratados por los medios tienen una sensualidad igual, si no superior, a todos esos modelos que nos enseñan en televisión, en películas y en anuncios.
Me rebelo contra lo que es “normal”. Al contrario, sigo luchando en mi guerra personal por la belleza de los hombres grandes.
Cuando te he preguntado sobre tipologías masculinas no has mencionado a los osos. ¿Por qué? ¿Aceptarías que te definieran como “fotógrafo de osos”?
Creo que “fotógrafo de osos” es una definición demasiado estricta. Yo no repudio nada, pero creo que he ido mucho más allá de eso. He demostrado que tengo un concepto más amplio de la tipología masculina. Me encantan los hombres grandotes, pero hay algunos tíos fornidos que encuentro extremadamente atractivos. Tengo mis preferencias personales, claro: ya conoces mi debilidad por los pelirrojos de piel pálida, me vuelven loco los americanos, me fascinan los españoles y los guapísimos hombres del norte de Europa, igual que me resulta arrebatadora la belleza cautivadora de los hombres negros y la sensualidad elegante de los orientales.
El concepto de “oso” era muy interesante al principio, cuando empezó como una reacción a los estereotipos gay de los 80. Recuerdo cómo me temblaban las manos cuando recibí mi primer ejemplar de la revista Bear con las primeras fotos de Jack Radcliffe. Pero tras muchos años y muchas relaciones personales con grupos de osos aquí en Italia, he perdido cualquier interés en esas etiquetas y esa identidad. Por eso nunca me refiero a mis hombres como osos, chubbies o lo que sea, porque odio etiquetar a la gente. Yo solo hago fotos de personas.
¿Cómo son tus relaciones personales con tus modelos?
¡No tienes ni idea de lo complicados que pueden ser mis modelos! Mi aprecio personal por sus caras y sus cuerpos choca a menudo con su convicción de que son feos e inútiles. Pocas veces me he encontrado con tíos que tuvieran una buena relación con sus cuerpos. La mayoría de ellos querrían ser completamente diferentes. Recuerdo un osezno joven, muy mono, tapizado de vello oscuro que vino a una sesión de fotos con una foto de Cameron Diaz en las manos. Me dijo: “¡Por favor, sácame como ella!”. ¡Le dije que incluso Photoshop tiene sus límites!
Intento hablar mucho con mis modelos antes de la sesión, y solucionar posibles problemas tipo “mi novio no quiere que pose” o “soy horriblemente feo”. Ahora suelo presentarme enseñándoles mi web y preguntándoles si estarían interesados en posar para mí. Que no… vale, no importa. Quizá la próxima vez, o quizá nunca. Pero hay una cosa que me molesta de verdad: la gente que me escribe ofreciéndose como modelos, que me hacen organizar todo y que el día fijado para la sesión desaparecen sin llamar o mandar un mensaje para informarme. ¡Sigo teniendo la esperanza de encontrarme algún día con un puñado de hombretones exhibicionistas que posen sin problemas ni preocupaciones!
Otro gran problema tiene que ver con que no son modelos profesionales, así que muchos, cuando se ponen delante de la cámara se quedan… petrificados, se convierten en un enorme trozo de madera. Hace falta paciencia, mucho hablar, música y bromas hasta conseguir que se relajen y al final se lo pasen bien en la sesión.
¿Cómo de importante es Photoshop en tus imágenes? ¿Cómo lo utilizas?
Photoshop me ayuda a editar los archivos RAW para conseguir la máxima calidad. Lo uso para eliminar granos, pequeñas cicatrices o imperfecciones de la piel, pero nunca jamás para cambiar drásticamente el color o la forma de los cuerpos. Obviamente, también es muy útil para pasar fotos en color a blanco y negro o duotono.
¿Dónde haces tus fotos? ¿Tienes un estudio? Normalmente mi estudio es… ¡el salón de mi casa! A lo largo de los años he ido comprando equipos con los que puedo convertir mi salón en un estudio fotográfico profesional. Lo uso sobre todo en invierno. Cuando el tiempo lo permite, prefiero hacer fotos con luz natural. Aunque no es tan fácil encontrar sitios tranquilos donde poder fotografiar a hombres desnudos.
¿Cómo trabajas con luz natural? ¿Qué soluciones técnicas utilizas?
Cuando hago fotos al aire libre o en la playa prefiero hacerlo hacia el final de la tarde, cuando el sol está bajo en el horizonte y la luz es oblicua y brillante. Normalmente evito hacer fotos en las horas del mediodía, la luz es demasiado fuerte y hace que los modelos cierren los ojos. Cuando es posible le pido a algún amigo que me ayude con los paneles reflectantes.
¿Cómo compones tus imágenes? ¿Sigues alguna regla?
No, no sigo ninguna regla en particular. Suelo tener en mente algunas ideas y posibles poses cuando organizo la sesión, aunque a veces los modelos tienen problemas para ponerlas en práctica. Puedo estar influido por otras fotos, o por obras maestras del arte (he usado muchas veces la pose de “Amor profano” de Caravaggio, o “El pensador” de Rodin). Normalmente uso colores neutros de fondo, para que el espectador se concentre más en el modelo que en lo que le rodea.
Ahora cuéntanos lo más extraño o escandaloso que te haya ocurrido haciendo fotos.
Yo no me escandalizo fácilmente. Extraño… bueno… una vez un español se ofreció a posar para mí durante sus vacaciones en Roma. Me mandó algunas fotos, pero se le olvidó decirme que eran de hacía quince o veinte años. Así que cuando abrí la puerta me encontré frente a mí con el triste recuerdo de lo que una vez fue. Intenté hacer las fotos de todas formas, ¡pero los resultados fueron desastrosos!
¿Mantienes contacto con otros fotógrafos especializados en desnudos masculinos? ¿Qué opinan de tu trabajo?
Estoy en contacto a diario con fotógrafos de todo el mundo a través de www.flickr.com, especialmente con los que se dedican a temáticas similares. Deberías preguntarles a ellos lo que opinan de mi trabajo [risas]. Personalmente encuentro muy interesante el intercambio de ideas, sugerencias y puntos de vista. Y con algunos de ellos se ha ido desarrollando una buena amistad.
¿Se pueden comprar tus fotos? ¿Tienes pensado publicar un libro con tus trabajos?
No, mis fotos no están a la venta por ahora. Ni siquiera me lo he planteado, ¡aunque hay gente convencida de que me estoy haciendo rico vendiendo fotos en mi web! Quizá algún día lo haga, quizá no, no lo sé. Lo de hacer un libro es una idea que he acariciado desde hace mucho tiempo. Me he planteado la vía de la autopublicación con servicios de impresión como blurb.com, pero no he dado ningún paso en esa dirección. ¡Quizá después de mi próxima exposición algún editor de renombre mundial se ofrezca a publicarme! [risas]. Oye, todos tenemos derecho a soñar, ¿no?
Las imágenes utilizadas en esta entrevista aparecen con el permiso de su autor. Para cualquier otro uso ponte en contacto con él en gianorso@gmail.com.