Hoy recupero para la Bearteca un curioso artículo de Óscar David López publicado en la edición mexicana de la revista Vice en octubre del 2013. En él su autor lleva a cabo un pequeño trabajo de campo sobre los chasers, es decir, cazadores de osos o como él los bautiza, los cogegordos. Su punto de vista oscila entre la sorpresa y la ingenuidad, como si fuera toda una revelación que existan maricas que no gusten de los cuerpos de belleza estereotipada a los que nos tiene acostumbrados el dichoso mainstream. La parte principal -y la más interesante- del artículo es aquella en la que diferentes chasers o cogegordos se someten al cuestionario del periodista, quien da pie a la batería de testimonios con su particular estilo:
«En esa búsqueda por entender a mi ex amante, pregunté a varios chasers vía correo electrónico algunas cosas en relación a su deseo. Aunque todos son admiradores de lo gordo, unos son más modositos que otros en sus respuestas, ya que sólo creen que han resbalado contra unos hombres de piel de banqueta y que no es nada serio, pero otros aman verdaderamente los cuerpos grandes y duros, ásperos, aunque tengan problemas de erección, o que vivan con un tufo aún a comida grasosa. Ellos dicen que les resulta más estimulante para la acción un cuerpo obeso que un tipo flaco. Quizá para muchos resulte extraña y excesiva la mayoría de las respuestas que leerán, pero creo que no hay otra manera más honesta de acercarse a la experiencia de los cogegordos que a través de una gruesa fila de ideas sobre el tema. Incluso, quizá alguno de ustedes termine por intentar seducir a un gordito en los próximos días. Abran la boca grande, pues.»