Bear Directors: Robert Altman

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Hablamos a menudo de actores bear pero rara vez de directores oso, con la excepción mayúscula de mi querido Dean DeBlois. Por eso hoy quiero evocar la figura de uno de esos directores cuya existencia ha enriquecido mi experiencia como espectador de cine. Me refiero a Robert Altman (1925-2006), un cineasta vocacional, ya fallecido (nos dejó hace casi diez años), cuya filmografía se haya repleta de unas señas de identidad (películas corales, bulliciosas, irónicas, visualmente deslumbrantes) que trazan una estimulante correlación entre el artista y su propia vida.

Robert Altman era un tipo que adoraba el cine desde que quedó arrebatado tras ver Breve encuentro (1945) en su juventud. A partir de ahí surgirá una pasión por hacer sus propias películas que le llevará a vivir total y exclusivamente para el cine.

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De fuerte constitución, gran estatura y maneras varoniles, Altman transmitía una robusta placidez y pasión concentrada en su mirada franca y apacible. Tuvo tres matrimonios y un buen puñado de hijos. Durante su juventud estuvo en el ejército y en su madurez fue una de las voces más críticas contra la participación americana en la guerra de Vietnam. En las distancias cortas era un tipo sencillo que gustaba de montar interminables barbacoas en su jardín. Sus fiestas resultan tan apetecibles y divertidas como sus películas.

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Hace unos días vi un documental titulado “Altman” (2014) en el que se ofrecen suculentas imágenes de las películas caseras y familiares que realizó a lo largo de su vida. Si bien el documental resulta mediocre, aportando poca luz sobre el artista y dejándonos a dos velas en casi todos los sentidos (¿en serio no vas a contarme nada sobre El volar es para los pájaros (1970) o El largo adiós (1973)?), nos regala pequeños flashes de lo que es el legado Altmanesco (‘Altmanesque’ en su versión original). En uno de ellos vemos al realizador en los años ochenta en el contexto de una fiesta en París, junto a amigos como Keith Carradine o Sally Kellerman, en un divertido momento en el que se desnuda entre sus invitados. Tanta alegría me da ganas de abrir una botella de champán y celebrarlo. Bob Flesh también tiene la costumbre de desnudarse en las fiestas, quiero pensar que tiene un algo de Altmanesco.

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